El ex Gobernador Civil de Guipúzcoa Julen Elgorriaga negó ayer en el juicio del «caso Lasa-Zabala» cualquier relación con los hechos que se le imputan "que atribuyó a una venganza personal", aseguró que se enteró por el diario 'Egin' de la desaparición de los etarras y que al lugar en el que presuntamente fueron torturados, el Palacio de la Cumbre, sólo iba con su familia a bañarse en la piscina o a presenciar los fuegos artificiales de la Semana Grande de San Sebastián.
Tras la suspensión de la primera sesión del juicio debido a que la excesiva sedación que presentaba el ex cabo de la Guardia Civil Felipe Bayo le impedía comparecer "ayer fue conducido a la Sala en silla de ruedas", ayer declaró Julen Elgorriaga, para quien el fiscal pide 92 años de cárcel por pertenencia a banda armada, dos delitos de detención ilegal, dos de asesinato y dos de lesiones.
El ex gobernador civil de Guipúzcoa aseguró que uno de los testigos de cargo que le implica en este caso, el policía Angel López Carrillo, siente por él un «profundo resentimiento» porque le responsabiliza de que Bárbara Durkhop, viuda del senador del PSOE Enrique Casas "asesinado por ETA" rompiera la relación sentimental que mantenía con el agente.
El acusado detalló que se enteró por su mujer, amiga de Duhrkop, de la relación de ésta con el policía y que manifestó a la viuda de Casas su desaprobación porque él estaba casado y mantenía «vivo» su matrimonio, además de considerar que López Carrillo se estaba aprovechando de la debilidad sentimental de la viuda.
Elgorriaga aseguró que jamás ha visitado a un detenido, ni de ETA ni de ningún otro tipo, frente a los testimonios que señalan que, junto al entonces comandante de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, acudió al Palacio de La Cumbre a presenciar los interrogatorios a Lasa y Zabala. El ex Gobernador Civil afirmó que no tenía ninguna relación de confianza con el policía y empleado en el Gobierno Civil Angel López Carrillo, quien sostiene que en la madrugada del 16 de octubre de 1983 escuchó cómo Rodríguez Galindo informaba al gobernador de que habían caído «dos peces medianos en el anzuelo».