El presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Javier Delgado, propuso ayer, durante su discurso en el acto de apertura del año judicial 1999-2000, retrasar dos años la edad de jubilación de los jueces y magistrados, fijándola en 72 años, y reducir de dos años a uno el periodo de formación de los nuevos jueces en la Escuela Judicial, para evitar que se agrave el actual proceso de «desertización» en los juzgados. De no frenarse esta situación, Delgado calcula que dentro de cuatro años habrá 850 plazas vacantes de juez.
Javier Delgado, en su intervención ante el Rey, la ministra de Justicia, Margarita Mariscal, y los representantes de las más altas magistraturas del Estado, evitó cualquier referencia a las reclamaciones de aumento salarial de los jueces y se centró en ofrecer soluciones a lo que constituye su «mayor preocupación» en este momento, que es «la grave desertización judicial ya existente, y que, si no recibe urgente remedio, aumentará en los próximos años».
El presidente del CGPJ explicó que hoy existen 300 plazas vacantes, mientras que las bajas previsibles, sobre todo por jubilación, para los próximos cuatro años, son 200, y habrá que dotar otras 350 plazas de nueva creación para atender debidamente el trabajo de los tribunales.
En total, en el próximo cuatrienio habrá que cubrir más de 850 plazas, según sus cálculos. Por ello, el presidente del Supremo propone a «los poderes públicos con iniciativa legislativa», mantener transitoriamente la duración de un año de la formación de los jueces en la Escuela Judicial. Y con el mismo objetivo de evitar el aumento de vacantes, reclamó, también transitoriamente, elevar a 72 años la actual edad de jubilación de los jueces, fijada en 70, sin perjuicio de la posibilidad de jubilación voluntaria a los 65 años.