El presidente del Gobierno, José María Aznar, consideró ayer que las autonómicas catalanas no tienen por qué poner en riesgo la estabilidad del Ejecutivo, al estimar que CiU no incurrirá en la falta de responsabilidad que supondría romper sus compromisos y acuerdos de gobernabilidad.
Aznar precisó que las demandas que CiU ha conseguido incluir para Catalunya en los Presupuestos del año 2000 no han sido condicionadas por los comicios catalanes, y aunque admitió que en época electoral todo el mundo intenta «barrer para casa» y aprovechar electoralmente esos logros, cree que esas cosas son «bastante inútiles y tienen bastante poco sentido».
Aznar se refirió también a unas declaraciones del candidato socialista a la Presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, quien afirmó que si los catalanes votan por el cambio demostrarán que son un país maduro, afirmación que tachó de «chocante y preocupante».
A su juicio, «decir que los catalanes son absolutamente inmaduros si no le votan a uno me parece una expresión desde el punto de vista democrático chocante» y es necesario reflexionar «sobre la mentalidad que puede albergar quien dice esas cosas».
El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, por su parte, considera que Catalunya vive uno de los mejores momentos de su historia, «nuestro punto político más alto desde hace siglos», y hace un llamamiento a los catalanes para que no dejen pasar la oportunidad de mejorar la situación y de seguir creciendo.