A poco más de una semana del primer aniversario del anuncio de la tregua de ETA, el Gobierno anunció ayer el acercamiento de más del 25 por ciento de los 405 presos que la organización tiene en las prisiones españolas. Así, lo confirmó Jaime Mayor Oreja, quien aseguró que esta decisión es una respuesta al aniversario de quince meses sin muertos y un año de cese indefinido de la violencia. Jaime Mayor Oreja confirmó, en rueda de prensa, la medida anunciada por su Ministerio de trasladar 105 presos etarras a cárceles vascas o próximas a la comunidad, así como la concesión del tercer grado penitenciario a otros cinco reclusos.
A juicio del titular de Interior, la medida se ha tomado en el momento oportuno, cuando no había coacción, «ni mucho menos» secuestros o chantajes. En este sentido, aclaró que la han adoptado «alejados de la presión y de la coacción», por lo que nadie puede pensar que se trata de una contrapartida a ETA por sus conversaciones con el Ejecutivo, ya que, según dijo, los contactos están en «impasse». «El Gobierno lo ha hecho porque quería asumir su responsabilidad y ha creído que eran las más oportunas para continuar este proceso. Quiere tener la conciencia tranquila y estar orgulloso de sus propias decisiones, y no está pensando en qué reacción va a tener ETA o deja de tener».
Mayor Oreja señaló que el Gobierno podría haberse inclinado por mantener una actitud «pasiva» y no hacer nada; sin embargo, ha decidido tomar la iniciativa una vez más porque «nos parecía que esto era lo que había que hacer. El Gobierno tenía que aprovechar el margen que había, actuar con responsabilidad y tomar una medida que, además de reforzar la cohesión, demostrara que el Gobierno quiere la paz».
Por esta razón, destacó que la iniciativa no tiene «nada que ver» con que los contactos con la banda vayan «bien, mal o regular» sino con el hecho de que el año sin muertos exigía al Gabinete de Aznar «un paso más».
Además, insistió en que todavía no puede hablarse de un proceso de paz, sino de un cese indefinido de la violencia y advirtió que la «ofensiva nacionalista» y la amenaza de ETA «existen», pues «vivimos con una ETA que todavía no ha tomado su gran decisión, pero que no está muerta; y con un Pacto de Estella que ha sufrido un pinchazo, pero que todavía no está enterrado».