Protestas, abucheos y aplausos acompañaron ayer a don Juan Carlos y doña Sofía en su visita institucional a Vizcaya, pese a la tregua decretada por la organización terrorista ETA. Los Reyes inauguraron ayer la remodelación y las nuevas instalaciones del Puente Colgante de Vizcaya, un gesto que, según los principales políticos asistentes, contribuye a dar estabilidad a la normalidad de Euskadi.
Don Juan Carlos y doña Sofía llegaron a las instalaciones del centenario puente en Las Arenas a la una del mediodía, y allí fueron recibidos por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, por el gobierno vasco sin sus dos consejeros de Eusko Alkartasuna, y por representantes del PNV, PSOE y PP. En la Zubiko Enparantza (Plaza del Puente), un grupo de manifestantes convocados por las Gestoras Proamnistía expresó su protesta por la presencia de los Reyes en el País Vasco, pero sus gritos fueron superados por los aplausos y vítores de quienes les daban la bienvenida.
Antes de que los Reyes llegaran al lugar, un grupo de los manifestantes de las Gestoras agredió con sus pancartas a otro más reducido de mujeres que portaban una bandera española, y una niña, María Basterra, sufrió un ataque de nervios al ver como su abuela era golpeada. La Ertzaintza formó un cordón para proteger a estas mujeres, que no renunciaron a mantenerse en su lugar.
El Rey, a su llegada, dirigió con los brazos en alto un amplio y expresivo saludo a todos los congregados y, junto a Ibarretxe, el ministro de Administraciones Públicas, Àngel Acebes, y los representantes del mundo político y económico de Vizcaya abordó con la Reina la moderna barquilla en que se cruza la Ría del Nervión desde Las Arenas, en Getxo, hasta Portugalete.