La banda terrorista ETA confirmó ayer mediante un comunicado fechado en junio de 1999 y enviado a Radio Euskadi que mantuvo una reunión con interlocutores del Gobierno después de que el propio Ejecutivo le hubiese propuesto el mantenimiento de un contacto directo.
«Mediante esta nota, "comienza el comunicado" ETA quiere dar a conocer a la sociedad vasca que ha tenido un contacto directo reciente con el Gobierno español». La organización armada asegura que en el proceso político abierto «el Gobierno le propuso a ETA un contacto directo, y después de unas comunicaciones por escrito se ha realizado ese contacto». ETA explica que su planteamiento durante la reunión fue el de preguntar a los interlocutores del Gobierno por su «voluntad de respetar y de jugar democráticamente» en el proceso de paz, y subraya que su intención es la de «proteger este proceso y conseguir que sea respetado».
Explica asimismo que en esta reunión transmitió la «propuesta de paz que se dio a conocer en abril de 1995». «Los puntos de partida "en esta reunión" han sido claros, por parte de ETA planteando la necesidad de respetar el proceso político iniciado y la palabra de Euskal Herria y, por parte del Gobierno rechazando esta posibilidad», añade la nota. La organización terrorista define este primer encuentro como un «intercambio de opiniones» entre ETA y el Estado, cuyas conclusiones sientan las bases «para continuar en el futuro y a la espera de resultados concretos cuya evolución está por ver.
Desde el Gobierno, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, señaló que los contactos con ETA son de carácter «exploratorio e indagatorio» y reiteró que «no habrá negociación política con aquellos que han estado matando durante estos años». De esta manero, insistía en que el ejecutivo no ha cambiado su política respecto a los violentos y que la reunión con el jefe político de ETA demuestra que el gobierno «ha asumido su responsabilidad».
Para Mayor Oreja, los contactos con miembros de la cúpula de ETA están totalmente abiertos y explicó que se han hecho públicos por el deseo del presidente del Gobierno, José María Aznar, de acabar con «especulaciones que se estaban empezando a producir» y para evitar que «otros hubieran protagonizado» el anuncio de diálogo de no haberlo hecho Aznar y que esta circunstancia sea utilizada por «quienes no deben».