El presidente del Gobierno José María Aznar, que ayer finalizaba su visita oficial a Moscú, vio el acuerdo entre el PNV, EA y EH como una prolongación del Pacto de Estella, manifestando su preocupación por que éste pueda derivar hacia una «política de división» en Euskadi y que la llamada «socialización» de Lizarra tenga un reflejo en el Gobierno vasco. «Ese no es el camino hacia la paz», remachó.
Ante esta situación, Almunia destacó que no sólo hay posibilidad de llegar a acuerdos con el PP, sino que lo que es necesario es un pacto a nivel nacional «porque de nada vale gobernar en un ayuntamiento del País Vasco si las grandes formaciones políticas no llegamos a acuerdos en lo que nos une».
Tanto Almunia como el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar, constataron que en el texto del acuerdo no figura una condena expresa de la violencia a pesar de que el Ejecutivo vasco lo había puesto como condición. Villar señaló que el texto del pacto rompe la «poca confianza» que tenía en el lehendakari, afirmando sentirse engañado. «El que engaña, miente», dijo, tras asegurar que después de haberse leído dos veces el contenido del acuerdo, no apreciaba ninguna condena de la violencia.
Villar fue incluso más lejos y no dudó en tachar de asesinos a las tres formaciones nacionalistas. El delegado del Gobierno se refirió a la inclusión en las listas de EH a presos de ETA, preguntándose que pensarán de ello los españoles y los partidos que «acompañan a estos y hacen tratos con ellos».
Villar se mostró convencido que los hijos del concejal del PP Alberto Jiménez Becerril "cuyo presunto asesino figura en las listas de EH", los sevillanos y los españoles piensan «que son unos asesinos todos». «Y yo tengo el mismo pensamiento que ellos», remachó.
Estas palabras provocaron la airada reacción de PNV y EA, quienes anunciaron que dirigirán una pregunta al Gobierno para saber si comparten las declaraciones de Villar. El secretario de la cúpula 'peneuvista', Ricardo Ansotegi, recomendó al delegado de Gobierno que elija entre dos posibilidades: «o ir al juzgado y denunciar a 'los asesinos' del PNV y EA o irse directamente al manicomio», a su juicio, «lo más sensato».