La tortura y la conspiración para la tortura son delitos suficientemente graves para que Augusto Pinochet responda ante la justicia que pidió su extradición, la española, según el ministro británico del Interior, Jack Straw, que además consideró que no existen razones humanitarias que lo impidan.
«La petición española de extradición será ahora considerada por la justicia británica», manifestó Straw al anunciar ayer en la sede del ministerio del Interior su decisión de seguir adelante con el proceso legal contra el ex jefe del Estado chileno. La decisión ratificó la del pasado 9 de diciembre, cuando Straw dió la luz verde al inicio del proceso legal de extradición de Pinochet, en base a las acusaciones de tortura, conspiración para la tortura, intento de asesinato, conspiración para el asesinato, secuestro y conspiración para secuestrar.
Ayer, Straw "que destacó que la decisión era judicial y no política" rechazó uno por uno los argumentos de la defensa de Augusto Pinochet y autorizó la continuación del proceso contra el general de 83 años, aunque la Cámara de los Lores redujo, el pasado 24 de marzo, de 32 a dos el número de cargos contra él no protegidos por la inmunidad soberana.
El ministro quiso aclarar que analizó el caso nuevamente (como le pidió el fallo de la Cámara de los Lores) exclusivamente en base a dichos delitos de tortura y conspiración para la tortura. Son, dijo Straw, delitos suficientemente graves para ser extraditables de acuerdo con la legislación británica y no hay razones humanitarias para no hacerlo, ya que Pinochet no se encuentra en condiciones tan deterioradas que no le permitan afrontar un juicio.