El consejero de Interior del Gobierno vasco, Javier Balza, se defendió ayer de las críticas que PP, PSE y UA han vertido en los últimos días sobre su labor al frente de la Ertzaintza, asegurando que la violencia callejera, que se ha mantenido «constante» antes y después de la declaración de tregua, responde a una estrategia organizada y que la Policía Autonómica ha detenido a 70 personas relacionadas con ella desde el pasado mes de septiembre. Pero sus explicaciones no sirvieron ni a populares ni a socialistas.
Los primeros pidieron la dimisión de Balza y, los segundos, aunque no llegaron tan lejos, exigieron que la Ertzaintza aplique medidas de prevención.
Durante su comparecencia en la Comisión de Instituciones e Interior para dar cuenta de los criterios y medidas que ha seguido su Departamento para atajar la 'kale borroka', Balza quiso dejar claro que la Ertzaintza utiliza todos los medios que tiene a su alcance para combatir la violencia callejera y rechazó las «frases envenenadas y falsedades» que, en su opinión, ha vertido la oposición, siguiendo «una estrategia política de desprestigio y desgaste de un Gobierno vasco exclusivamente nacionalista».
Balza definió el término 'sabotaje' como acciones «graves que utilizan medios que demuestran una organización y conllevan riesgos para personas o bienes, así como las que encierran tanta gravedad, pero han sido reivindicadas» y aportó varios datos para avalar su argumento de que las acusaciones de los partidos no nacionalistas son falsas y sólo responden a un deseo de «desprestigiar» al Gobierno de Ibarretxe.