El presidente del Gobierno, José María Aznar, quien habló el miércoles sobre la decisión del Parlamento vasco de ceder en julio la Cámara a la asamblea kurda en el exilio con el lehendakari, Juan José Ibarretxe, instó de forma implícita a los nacionalistas, a quienes no nombró, a que reconduzcan la situación. La respuesta del jefe del Ejecutivo vasco fue clara: tanto él como su Gobierno consideran que hay que respetar las decisiones democráticas adoptadas por la Cámara de Vitoria y ve difícil que su gobierno las modifique.
Aznar, que compartió tribuna en La Moncloa con el primer ministro francés, Lionel Jospin, destacó los efectos negativos que tendría esta reunión sobre las empresas españolas y vascas «con nombres y apellidos». «Aunque sólo fuera por eso, apelo a la sensatez de algunas personas que tienen capacidad para reconducir la situación», remachó.
Como ya hicieran el miércoles otros miembros de su Gabinete, el presidente dejó claro que el Ejecutivo tratará de impedir que la asamblea kurda se reúna en Vitoria. Así, señaló que existe la «garantía plena» de que el Gobierno «ejercerá las competencias de la legislación vigente para defender los intereses de España en el exterior». «No estamos hablando del pueblo kurdo ni de la situación de nadie, sino que se está hablando de la cesión de una instalación en territorio español».
A pesar de estos llamamientos, la respuesta del lehendakari fue que ve difícil que su Gobierno modifique las decisiones adoptadas por el Parlamento. Fuentes de Lehendakaritza explicaron que Ibarretxe y su Ejecutivo «tienen absolutamente claro que hay que respetar las decisiones democráticamente adoptadas por el Parlamento Vasco y que es francamente difícil que un Gobierno modifique estas decisiones».