Tanto la patronal nacional CEOE como la vasca Confebask mostraron ayer su preocupación ante la posible reunión de la Asamblea kurda porque creen que podría perjudicar a las relaciones económicas con Turquía. Mientras, el Departamento de Comercio del Gobierno vasco quiso mandar un mensaje de tranquilidad asegurando que no tiene por qué afectar a las exportaciones vascas.
Mayor Oreja calificó de «esencialmente propagandístico» el acto que han impulsado PNV, EA y EH, con los votos en contra de PP y PSE, y dejó claro que el Ejecutivo hará todo lo posible «por el bien de la democracia y por el propio prestigio del País Vasco» para que no pueda cederse la Cámara de Vitoria para ese cometido, ya que sería «un alegato» en favor de un grupo «ciertamente violento», probablemente el más radical y terrorista de todos los posibles».
El ministro no ocultó la «inmensa pena» que le produce observar cómo el Parlamento es «arrastrado por el frente nacionalista» en una estrategia de «fractura y ruptura donde lo importante es cómo hacer daño a la democracia española».
El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, fue el encargado de responder a las críticas del Gobierno. Lo hizo recordando a Mayor Oreja que «ya no estamos en tiempos de Franco» y que en Europa hay libertad de movimientos para aquellos kurdos viven dentro de la legalidad en la Unión Europea, por lo que no se puede impedir su entrada en España.