Gobierno, PP y PSOE coincidieron ayer en negar representatividad a la asamblea de cargos electos municipales vascos reunida en Pamplona y criticaron la supeditación del PNV a EH en una iniciativa que a juicio de ambos partidos alienta la división de la sociedad y constituye una provocación para el pueblo navarro.
La asamblea convocada por PNV, EA y EH recibió también el rechazo de la única fuerza política no nacionalista firmante del pacto de Estella, IU, que calificó la reunión de «montaje» y denunció que creará tensión y conflictos.
Desde Pamplona, el presidente del Gobierno foral, Miguel Sanz, negó además a la resolución de la asamblea toda virtualidad en lo que afecta a Navarra, «donde no tienen nada que hacer las tesis que defienden esa nación de Euskal Herria mientras no consigan ganar las elecciones».
El ministro de Trabajo, Manuel Pimentel, subrayó que la asamblea «no representa nada», porque «únicamente es una asociación de concejales que empieza a dar problemas incluso a ediles del PNV», y advirtió que las decisiones que se adopten en esta reunión carecen de toda validez.
En nombre del PP, su secretario general, Javier Arenas, definió la reunión como «un exceso», «una pantomima que constituye una auténtica provocación para los navarros», y consideró «muy preocupante» el respaldo del PNV a una iniciativa que atenta a su juicio contra las instituciones vascas, contra las reglas de juego establecidas en la Constitución y contra el estatuto de Gernika.
José Borrell animó a «no caer en la trampa» de los convocantes de esta asamblea de municipios, que pretenden hacer creer «que sólo ellos representan a todo el pueblo vasco».