El presidente del Gobierno, José María Aznar, lanzó ayer una seria advertencia contra las coacciones etarras dirigidas a empresarios y ciudadanos vascos, y aseguró en clara referecia al líder del PNV, Xabier Arzalluz que no hay ningún grado de violencia admisible. Además recordó que todas las fuerzas de seguridad, incluida la Ertzaintza, a la que no nombró, deben velar por la paz.
Aznar tampoco citó expresamente a Arzalluz, pero su reiteración de que no hay «ningún grado de violencia admisible», era una clara respuesta al líder del PNV, quien el sábado aseguró que la violencia callejera, aunque deplorable, es un «infantilismo».
«Cuando hablamos del derecho que todos los ciudadanos tienen a que sean protegidos sus derechos y libertades, no nos referimos sólo al derecho a la vida, siendo éste fundamental, sino a cualquier forma de coacción que impida a cualquier español ser libre. No existe ningún grado de violencia, absolutamente ninguna, que sea admisible», afirmó, en el discurso que pronunció en los actos del 175 aniversario de la creación de la Policía, al que también asistieron el vicepresidente Alvarez Cascos; el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el fiscal del Estado, Jesús Cardenal y el director general de la Policía.
Mayor Oreja también arremetió contra Arzalluz calificando de «disparate» sus palabras. En declaraciones a RNE, el ministro aseguró que «parece que con confirmar un acuerdo como el de Lizarra ya todo es justificable». Por este motivo dijo no extrañarse por ese tipo de declaraciones, porque, a su juicio, los nacionalistas vascos «están en esa justificación absoluta y en ese intento de quitar importancia a todo lo que está sucediendo en estos meses», en referencia al rebrote de la violencia callejera.