La ultraderecha conquista a los jóvenes. Así lo ponen de manifiesto diferentes encuestas y estudios, que se han ido publicando en los últimos meses. Los expertos han constatado un cambio de tendencia, ya que tradicionalmente la juventud solía identificarse más con la izquierda. Ultima Hora ha consultado a varios expertos para saber a qué se debe este fenómeno.
Julián Claramunt, miembro de Passes Perdudes, considera que «la juventud tiende a tener ideas contestatarias y extremas al clima hegemónico o al poder». En este sentido, señala que «en la ultima década el poder lo ha ostentado en España la izquierda y por eso los jóvenes reaccionan a ese status quo posicionándose a la derecha. Por otra parte, las ideas de extrema derecha se están comunicando muy bien en redes sociales, un espacio en que los jóvenes se informa mayoritariamente de la actualidad».
Gonzalo Adán, director del Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES), sostiene que «la juventud no es ni de derechas ni de izquierdas, sino radical y heterodoxa respecto de los partidos tradicionales. Ese posicionamiento de trinchera siempre lo ha tenido IU, primero; y Podemos después, pero ambos partidos ahora están en una enorme crisis reputacional y los jóvenes se han pasado al otro lado».
El politólogo Guillermo Bezzina, también miembro de Passes Perdudes, considera que «a lo largo de las últimas décadas, la juventud se ha asociado con valores de cambio, contestación al sistema y progreso social. Desde el Mayo del 68 hasta el más reciente movimiento del 15M, pasando por los movimientos climáticos o antiglobalización, existía un denominador común: el cuestionamiento del orden establecido desde posiciones ideológicas marcadamente de izquierdas. Sin embargo, en la última década se está produciendo un punto de inflexión en una parte significativa de la juventud, especialmente entre los hombres, con menor nivel educativo y alta precariedad laboral, donde crece el apoyo a la extrema derecha. En este sector de la población cala con fuerza un discurso antimigración, antifeminista y de exaltación de la identidad nacional».
A su modo de ver, «este discurso está ganando terreno por una combinación de factores estructurales y culturales. En primer lugar, la juventud sufre una crisis de precariedad vital y falta de perspectivas. La inestabilidad laboral, los altos precios de la vivienda y los sueldos bajos generan niveles de frustración y ansiedad que derivan en desesperanza y malestar social. Todo ello se da, además, en un contexto de desafección política y pérdida de confianza en las instituciones, donde los discursos populistas y rupturistas de extrema derecha encuentran terreno fértil».
Bezzina añade que «aello se suma el papel de las redes sociales y las nuevas formas de comunicación digital, como TikTok u otras plataformas, que han sido utilizadas con gran eficacia por la extrema derecha para llegar a este sector de la población, muchas veces mediante mensajes descontextualizados, polarizantes o directamente falsos. La extrema derecha ha comprendido el lenguaje y el formato de estas plataformas: mensajes simples, emocionales y directos que apelan a la rabia y al descontento».
¿Cuándo comenzó el giro ideológico?
Preguntados por cuándo comenzó el giro ideológico en la juventud, Claramunt responde que «el momento clave es la constitución de gobiernos de izquierda en el Estado. Progresivamente, los jóvenes reaccionan a ese poder, posicionándose en el costado inverso». Sin embargo, Adán lo sitúa «en el momento en que Sumar se separó de Podemos y ambos entraron en un divorcio difícil de entender en términos ideológicos».
Para Bezzina arrancó mucho antes. «Este giro ideológico comenzó a gestarse tras la crisis económica de 2008, que supuso un punto de inflexión para una generación de jóvenes cuyas expectativas vitales se vieron truncadas. En un primer momento, el malestar se canalizó hacia la izquierda a través del 15M. Sin embargo, tras la pandemia, se ha consolidado una alternativa de extrema derecha como espacio que recoge el hartazgo con el sistema político y social. Las victorias electorales de Trump en Estados Unidos, de partidos de extrema derecha en Alemania, Francia o Italia, así como el ascenso de figuras como Bolsonaro o Milei han contribuido sin duda a romper tabúes y a normalizar estos discursos en el ámbito internacional».
¿Seguirá el auge de la extrema derecha?
Respecto a si continuará el auge de la extrema derecha, Claramunto declara que «es difícil de prever, puesto que depende de dinámicas que todavía están por darse. En la mediad en que la derecha entre en gobiernos en el próximo ciclo, seria esperable que en cinco años vista la izquierda recupere terreno contestatario, y por tanto, entre los más jóvenes».
Bezzina expone que «los últimos datos sugieren que esta tendencia no ha tocado techo y el apoyo a la extrema derecha sigue aumentando en España, como ya sucede en otros países europeos. Está por ver si se trata de un fenómeno coyuntural o si, por el contrario, estamos ante la consolidación de una base sociopolítica duradera. Todo indica que la extrema derecha y sus discursos han llegado para quedarse, especialmente por la normalización de su presencia en las instituciones, su eco en los medios de comunicación y su capacidad de difusión a través de redes sociales».
¿Qué consecuencias tiene?
Respecto a las consecuencias, Claramunt explica que «los eventos tipo Torre Pacheco se ven claramente afectados por estas dinámicas, pero no solo es una cuestión de edad. La derecha, en especial la extrema, se mueve muy bien en redes sociales y con ello llega a gente entra la que esparce odio y noticias falsas. Torre Pacheco es la última estación de un tren que viene de lejos».
Adán comparte que el auge de la extrema derecha «conlleva más violencia. A esas edades hay pocos filtros normativos. La violencia colectiva es contagiosa, siempre; véase el futbol sin ir más lejos».
Bezzina apunta que «este crecimiento tiene consecuencias sociales directas, como muestra el reciente caso de Torre Pacheco. La penetración del discurso de odio entre los más jóvenes se traduce en un aumento de la violencia contra los migrantes y trabajadores extranjeros. La normalización de ese discurso genera la percepción de legitimidad hacia actos xenófobos y racistas, lo cual tensiona seriamente la convivencia. Además, el aumento de la inseguridad derivada de estos hechos alimenta el miedo y la alarma social, creando el caldo de cultivo perfecto para que estos discursos se expandan, debilitando los valores mínimos democráticos».
A su modo de ver, «lo sucedido en Torre Pacheco es un ejemplo claro: el discurso de odio racista ha desembocado en violencia hacia un colectivo, alimentado por mensajes polarizantes y con algo grado de desinformación difundidos por redes sociales. No es un hecho aislado, sino parte de un contexto más amplio de normalización de ese discurso». Por último, los expertos advierten que en Mallorca podrían repetirse los altercados acaecidos en Torre Pacheco.
Un MenorquínY ver la RTVE, presuntamente pública, da vergüenza ajena. Ya compite con la 6a en manipulación, o incluso la supera. No paran de machacar con las fake news que atribuyen a Alvise y Vox, y es justamente lo contrario. Ellos son los que censuran, mienten y manipulan sin parar. Y es sólo gracias a Alvise y similares que sabemos las verdades.