Durante su homilía en la Catedral de Mallorca, el obispo Sebastià Taltavull ha rendido un emotivo homenaje al papa Francisco, cuya figura, dijo, «ha tocado los corazones y las conciencias con palabras claras, gestos valientes y una fidelidad total al Evangelio». Taltavull recordó ante cientos de personas que pocas horas antes de fallecer, Francisco ofreció su última bendición en Pascua con la voz debilitada y la mano temblorosa, y dejó un mensaje esperanzador: «El Cordero de Dios ha vencido. Cristo, mi esperanza, ha resucitado». Estas palabras, añadió el obispo, «conectan plenamente con el anuncio de una Iglesia sin distinciones, fraterna y abierta a todos». Ese es el legado vivo que deja el Pontífice, que «hizo realidad una Iglesia con las puertas siempre abiertas».
El prelado subrayó el compromiso del Papa con los pobres, los marginados y las víctimas de la violencia y la injusticia, destacando su deseo de que fueran los más necesitados quienes lo recibieran en su llegada a la basílica de Santa María la Mayor, en Roma, para ser enterrado. «Su pontificado ha sido coherente de principio a fin con su lema episcopal: Miserando atque eligendo, una elección desde la misericordia», afirmó. Taltavull también puso en valor la dimensión reformista de Francisco, especialmente con la organización del Sínodo, donde ha querido implicar a todos los miembros de la Iglesia (obispos, sacerdotes, religiosos y laicos) con voz y voto, caminando juntos en comunión. A la ceremonia han acudido autoridades, como la presidenta del Govern, Marga Prohens, o el delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez, y representantes de todos los partidos políticos.
«Ha hecho de la Iglesia un hospital de campaña», insistió el obispo, en referencia a la capacidad del Pontífice para acercarse a las heridas del mundo. Recordó asimismo su primer viaje a Lampedusa, símbolo del drama migratorio en el Mediterráneo, y los 47 viajes apostólicos que realizó para «derribar muros y construir puentes» desde la alegría, la humildad y la esperanza.
Taltavull subrayó que el testimonio del Papa no solo ha conmovido a los fieles, sino que también ha incomodado a estructuras aferradas al poder. «Su fidelidad al Evangelio ha interpelado a mentalidades poco sensibles a los más necesitados», afirmó, haciendo alusión a las resistencias internas y externas que el Papa afrontó durante su pontificado.
Francisco, añadió Taltavull, «no se conformó con proclamar la fe, sino que la vivió con radical coherencia». También resaltó la espiritualidad práctica y cercana del papa Francisco, basada en la experiencia diaria de Jesús. Citó su visión del verdadero misionero: alguien que «trabaja, camina y respira con Cristo», reconociendo su presencia en cada momento. Esta espiritualidad del encuentro cotidiano, dijo Taltavull, «ha sido una invitación constante a dejar de hablar de Dios en abstracto y empezar a vivirlo en lo concreto, en el rostro del otro».
En su homilía, el obispo también desarrolló una lectura teológica del pasaje del Evangelio en el que Jesús pregunta tres veces a San Pedro si lo ama. Taltavull lo vinculó con el modo en que Francisco vivió su fe: con un amor «humilde, realista, que no oculta la fragilidad, pero dispuesto a seguir caminando». Según el obispo, esta pedagogía del amor imperfecto es un legado esencial del Papa: «Jesús acepta nuestro amor aunque sea limitado, y nos confía igualmente la misión». «Francisco, ahora te pedimos que reces por nosotros y que, desde el cielo, bendigas nuestra Iglesia, nuestra isla y el mundo entero», concluyó.
Entreguen las iglesias para otro uso de una vez. En la de mi barrio el mismo papa sería el más joven