De Lluc a Aarhus. Jaume Ferrer i Servera (Porto Cristo, 1965) se ha convertido en cónsul honorario de España con jurisdicción para Jutlandia Septentrional y Meridional. Reside en Aarhus, la segunda mayor ciudad de Dinamarca, con 350.000 habitantes. Vive allí desde 1985 cuando se instaló con su marido, Claus Dalby. Juntos pusieron en marcha primero una editorial, Klematis y, desde 2017 dirigen la empresa clausdalby.dk, dedicada a la jardinería.
Ferrer lo primero que recuerda es que fue blavet en Lluc. Estudió Teología y vio que no era lo suyo. Comenzó a trabajar en una fábrica de muebles y ahí conoció a su pareja. Viajó a Dinamarca y montaron la editorial. «Fue todo un éxito». En el país escandinavo también es embajador del museo de arte Aros y patrocinador del teatro Aarhus Teater. Cuenta que lo de ser cónsul honorario de España surgió casi por casualidad. Tras un encuentro con el embajador de Hungría, este se encontró con su homólogo español en Copenhague: «Le comentó que buscaba cónsul y le dijo, ahí le tienes». Antes ya había ejercido el cargo de vicecónsul a lo largo de dos años.
«Siempre he intentado promocionar Mallorca, los productos típicos y el turismo de calidad», señala Ferrer. Explica vínculos entre la Isla y el país como los que supone el centro cultural CCA de Andratx, de fundación danesa y que fue reconocido con la Medalla d’Honor i Gratitud del Consell. También menciona la obra del arquitecto danés Jørn Utzon, autor de Can Lis en Portopetro, también el diseñador de la Ópera de Sidney y premio Pritzker. «Solo la vista es impresionante», dice sobre el inmueble.
Preocupación
Eso sí, advierte de una cierta preocupación en el país hacia Mallorca: «La gente está un poco triste por las manifestaciones contra los turistas, que en realidad no son lo que tienen la culpa de la masificación. Hay que ir con cuidado, no somos vándalos». Destaca que «la gente en Dinamarca es de un nivel alto, con poder adquisitivo» e invita a incrementar la relación turística con el país escandinavo. «Lo comentaba a hoteleros en la Isla, ¿para qué quieres mil alemanes que gasten cien si puedes tener cien daneses que gastarán mil? Yo siempre que puedo, recomiendo que vayan a conocer Mallorca».
El papel de cónsul honorífico es fundamentalmente administrativo, su labor es atender a la población española que reside en Jutlandia, la zona continental de Dinamarca. Además tiene una función simbólica. Desde hace unas semanas, ese papel le corresponde a un mallorquín.