«El concepto que había en su día del típico show de cena y flamenco tiene que evolucionar para ser atractivo». Montserrat Vallespir, responsable de la reapertura de la emblemática sala Es Fogueró bajo el nombre de Amok, lamentó el cierre de Son Amar, al tiempo que reflexionó sobre la necesidad de renovar el tradicional modelo de negocio del restaurante-espectáculo que durante décadas abanderó el recinto de Palmanyola.
Para Vallespir, «siempre es una mala noticia para todos nosotros» un cierre como el anunciado por la empresa de Son Amar el pasado martes. «El mundo de cena y espectáculo es un tanto complicado: influye la ubicación, el tipo de espectáculo...».
Primera línea de playa
En todo caso, advierte de que las reformulaciones que deben implementarse en ese tipo de oferta para que siga siendo atractiva, y sobre todo un modelo de negocio rentable, deben ser lo suficientemente potentes como para «superar a las que tiene un cliente que está en primera línea de mar», por ejemplo.
Asimismo, Vallespir quiso analizar el tránsito realizado por ese tipo de oferta en la Isla a lo largo de las décadas, que le ha llevado a ocupar a día de hoy un espacio mucho menos prominente que a finales del siglo pasado. «Mallorca tenía una capacidad para nueve o diez salas y todo eso se ha ido perdiendo y degradando», lamenta para defender que, sea bajo la forma que sea, todo ese tipo de oferta alternativa «tiene que volver a renacer para que seamos un destino de no solo playa: si hay más variedad y más competencia todo eso nos hace mejores».
El cierre de Son Amar se traducirá en un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que debe quedar cerrado en este mismo abril. La empresa arrastraba pérdidas millones desde hace años.