El Dicasterio para los Obispos, organismo de la Santa Sede que gestiona el nombramiento de los prelados en las diócesis de la Iglesia católica, impulsa y gestiona el procedimiento para la designación del nuevo obispo de Mallorca.
El menorquín Sebastià Taltavull Anglada, titular de la sede episcopal mallorquina, ha entrado en tiempo de descuento al concluir la prórroga de dos años que le concedió el Papa Francisco tras cumplir 75 años el 28 de enero de 2023 y presentar la preceptiva renuncia que le exige el Código de Derecho Canónico.
Pero el proceso para nombrar al sucesor de Taltavull no será rápido. El obispo de Mallorca no tiene ninguna prisa en concluir su mandato, como confirma el Plan Diocesano de Pastoral presentado el 11 de enero pasado. Bajo el título «Navegam junts amb esperança» marca los objetivos para los próximos años, sin una fecha clara de caducidad. Sebastià Taltavull invoca su buena salud y el deseo de aplicar las siete acciones pastorales de este plan. La aprobación de este plan, que ha coincidido con el final de la prórroga, es una expresión de la voluntad de continuar que recoge la próxima carta pastoral sobre esta hoja de ruta diocesana.
El nuncio se va a Ginebra
También influye el cambio al frente de la Nunciatura Apostólica en España, que lleva a cabo las consultas ‘sub secreto pontificio’ sobre la idoneidad de los candidatos y es la encargada de elaborar la terna que remite al Dicasterio para los Obispos, donde se aprueba el nombramiento.
El nuncio del papa Francisco en España, el filipino Bernardito Auza, concluye su etapa en la sede apostólica de la Avenida Pío XII de Madrid y marcha como representante diplomático a Ginebra para ejercer como observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, tras casi seis años en España. Con rango de embajador, y a pesar de ser el representante del pontífice, Auza no controla el nombramiento de los nuevos obispos españoles, que es gestionado por el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid; y el obispo de Teruel y Albarracín, José Antonio Satué.
Taltavull desarrolló con Omella su ministerio pastoral como obispo auxiliar de Barcelona, antes de tomar posesión, en noviembre de 2017, como obispo de Mallorca. El cardenal turolense no acelerará la sucesión episcopal en Mallorca al gozar el prelado menorquín de su confianza por ser un ‘pastor con olor a oveja’ como pide Francisco.
Sede vacante e ‘in solidum’
El calendario para la sucesión en el Obispado de Mallorca está abierto y todo apunta a que no se cerrará hasta bien entrado 2026. Una de las opciones consiste en que la Santa Sede haga efectiva la renuncia de Sebastià Taltavull y para la sede vacante nombre un administrador apostólico o bien el Colegio de Consultores designará un administrar. También puede abrir un periodo in solidum. El obispo de Menorca o el de Eivissa, Gerard Villalonga y Vicent Ribas, respectivamente, asumirían de forma interina el gobierno de la Iglesia mallorquina.