Baleares es la comunidad en la que la implantación del coche eléctrico experimentó un mayor retroceso en la implantación de la movilidad eléctrica en 2024. De hecho, es la única región con cifras negativas en los indicadores del Barómetro de Electromovilidad que la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) publicó en el día de ayer.
Parte importante de ese retroceso se explica con la lentitud en la llegada de vehículos eléctricos a las Islas, pero también con la evolución de una infraestructura que mantiene más de un tercio de los puntos de carga existentes en desuso.
Así, de los 1.771 puntos totales, 631 no están en funcionamiento bien sea por encontrarse en mal estado o averiados, o bien porque todavía no se han podido conectar a la red de distribución eléctrica. ANFAC basa este estudio en la información proporcionada por los usuarios de la red de puntos de carga en toda España. En total, existen 50.171 puntos de carga en toda la geografía estatal de los cuales 11.446 están fuera de servicio, el 22 %.
La evolución del Archipiélago, con un descenso de 0,3 puntos en el año pasado, contrasta con la mejora en el conjunto del Estado, que presenta un crecimiento de 1,7 puntos con respecto a 2023 superando ligeramente la media europea (1,2 puntos). El indicador global de eletromovilidad sitúa a Balears con un valor de 15 puntos sobre 100, mientras que en España es de 15,5 puntos, en torno a la mitad de la media europea, de 29 puntos.
Este indicador realiza una valoración que integra la penetración de los vehículos electrificados y la instalación de infraestructuras de recarga de acceso público en cada territorio. Dentro del ranking regional, las cinco comunidades con un mayor impulso han sido Madrid, Navarra, Cataluña, Castilla y León y Castilla-La Mancha.
«Es evidente que hemos de acelerar». Para el director general de ANFAC, José López-Tafall, el despliegue del vehículo eléctrico representa «una necesidad para mantener la industria de la automoción», por lo que «debemos redoblar los esfuerzos desde sector público y privado para potenciar la demanda y la instalación de la infraestructura». López-Tafall -que aboga por un «plan de choque» para visibilizar con señalizaciones eficientes todos los puntos semiocultos en las carreteras- hace hincapié en que los esfuerzos se centren «en conseguir cuanto antes que la mayoría de los puntos de recarga ya instalados estén operativos».
La patronal empresarial del sector automovilístico señalaba precisamente la desconfianza de los consumidores en la red de carga como uno de los factores clave en las dificultades para la penetración del coche eléctrico.
El otro factor más destacado, indicaba recientemente en estas páginas el presidente de la Asociación Empresarial de Distribuidores de Automoción de Baleares (ASEDA), Lluís Pol, es el precio. Afirma que la mayoría de clientes optarían por un vehículo eléctrico si fueran más baratos, pero los elevados precios son un obstáculo. Las expectativas para 2025 en ese sentido son más positivas, ya que se espera que la electrificación se extienda a una gran parte de la oferta de vehículos de gama media.