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El PSIB exhibe su 'momento dulce' en el cónclave de Sevilla

Una ceremonia de aclamación abre el congreso del federalismo con sello balear

Los integrantes de la amplia delegación balear encabezada por Francina Armengol.

| Sevilla |

'España adelanta por la izquierda' es el lema de este congreso, el 41 Congreso del PSOE, que se está celebrando en Sevilla y que se parece mucho a un acto de aclamación a Pedro Sánchez. Bastará contar cuántos «gracias presidente» y «gracias Pedro» se habrán dicho cuando este domingo se clausure el evento.

El 41 Congreso del PSOE ha sido un acto de aclamación desde el primer momento. Asisten 976 delegados y delegadas de las diferentes federaciones del partido, de las cuales 16 son del PSIB. La delegación la encabeza Francina Armengol, pero de ella forman parte hasta 80 personas si se incluyen invitados y observadores.

El PSIB pasa por un momento dulce y, a falta de cómo quede redactada la ponencia política del partido, lleva en su mochila desde hace ya bastantes décadas la propuesta federal con la que Ferraz, la dirección estatal, quiere ‘tranquilizar’ a esas federaciones del partido que todavía no tienen demasiado claro que España, aunque sea ‘roja', no se rompe.

Armengol, que en pocos meses afrontará su propio congreso, el del PSIB, llegó una hora antes del inicio de la ceremonia de inauguración. Hizo unas breves declaraciones a los medios y destacó la aportación del socialismo balear al proyecto federal, pero también destacó algo de lo que ya presumía cuando presidía el Govern: del diálogo y los acuerdos. Habrá que esperar hasta hoy para saber quién se incorpora a la dirección que elija Sánchez.

Diana Morant, que será candidata del socialismo valenciano cuando lleguen las autonómicas, cerró su discurso en valenciano; un discurso que inició, al igual que pasó en la apertura del congreso, con un recuerdo y un minuto de silencio por las víctimas de la catástrofe de de la DANA.

El congreso se celebra en Sevilla y, lógicamente, lo preside el líder andaluz del partido, Juan Espadas. «Entiendo que el informe de gestión se puede dar aprobado por asentimiento», dijo cuando una señora levantó la mano. Fueron los segundos de gloria (previsiblemente no llegó a un minuto) de una delegada en representación de la corriente Izquierda Socialista, que indicó que en base a algún artículo de los estatutos del partido (el artículo es lo de menos para esta crónica) convendría debatir el informe e intervenir. Y que si no intervenía, que al menos quedara constancia. Y Espadas, con ese gracejo andaluz, dijo: «Pues quedará constancia». Y a otro punto, que era la proyección de un vídeo sobre la historia del partido. Fue el primero de los dos que se proyectaron y el único instante en que se vio, aunque fuera en una imagen fugaz, a Felipe González, que ni está ni se le espera en este evento que llega en un momento muy diferente al suyo.

A esas alturas la gente iba y venía paseándose por la zona lúdica del recinto y que acoge lo que llaman ‘la tienda del PSOE'. La estrella son las sudaderas con las palabras ‘rojo’, ‘roja’, ‘zurdo’ o ‘zurda’, o con el lema ‘mi color favorito es el rojo'. Para el PSIB este congreso es un trámite que, en clave orgánica balear, vive en un momento dulce.

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