Siendo una devastadora fuerza de la naturaleza, me pregunto por qué no lo bautizaron con un nombre más ‘acojonante’. Me refiero al huracán Milton. ¿Al escucharlo no se les aparece el mayordomo de Dowton Abbey? Otra cosa que no intimida es la música de La Granja. Vamos, que no son los Bauhaus primerizos. Pero sus estribillos de puño el alto aún resultan catárticos, y en sus guitarras hay suficiente color para repasar la Capilla Sixtina. En el fondo de eso va de la música -de catarsis y color-, ¿no creen? Nuestros muchachos no han acabado reducidos a un pálido escombro de lo que fueron. Tampoco se han sometido a reinvenciones absurdas. Siguen a lo suyo, circunnavegan los centros de gravedad del pop con buen gusto y savoir faire. De esa guisa nace Eterno verano, un EP de cuatro temas que hurgan en los recuerdos con la misma intensidad melódica con la que Don McLean evocaba a Buddy Holly. Charlamos con Miguel Gibert, batería y compositor.
¿No sería fantástico vivir un ‘eterno verano’, aunque fuera mental?
-Probablemente todos lo hayamos vivido, el simple hecho de tener dieciocho años es un ‘eterno verano’ en sí mismo. La sensación de caducidad no existe a esa edad, y eso es una maravilla.
Jim Jarmush afirma que el mundo es de los adolescentes. También lo repetía lacónicamente mi abuela… ¿La música es la forma artística más cercana a la sensación de plenitud?
-En primer lugar, estoy de acuerdo con tu abuela y con el señor Jarmush. Este mundo pertenece a otras generaciones, a la de mis hijos, por ejemplo. El mundo que me moldeó prácticamente ya sólo existe en mi cabeza. Respecto a la pregunta, no creo que haya sensaciones de plenitud más elevadas o intensas que otras según su origen. No sería de extrañar que el traficante que consigue introducir 300 kilos de heroína por la frontera experimente una plenitud equiparable a la de Sting después de componer Roxanne.
¿De dónde han nacido estas nuevas canciones?, ¿ha tenido que escarbar mucho para encontrarlas?
-De donde siempre: de otras canciones, de alguna lectura interesante, de conversaciones con amigos… En cuanto a la segunda pregunta, la verdad es que ni en mis buenos tiempos me salían las canciones como churros, siempre me ha tocado escarbar bastante. Eso sí, con los años he aprendido a no desesperarme cuando me tiro tres meses buscando la frase o incluso la palabra que me gusta.
¿La decisión de volver a grabar nuevo material supone un cambio de actitud con respecto a la vida?
-Este single y el hecho de que sigamos adelante después de todos estos años se lo debemos a la gente que sigue apoyándonos. Sin el cariño de todos ellos no habría single y probablemente ya no existiríamos. Suena a frase de Carmen Sevilla pero no puedo decir otra cosa.
¿Cuando escribe prefiere racionalizar las canciones o dejarse llevar por los impulsos?
-Me muevo por impulsos racionalizados.
Las letras de estas canciones desprenden un cierto aroma a Gardel, por aquello de ‘la pena de no ser y el orgullo de haber sido’…
-Fantástica apreciación, en nuestro caso prima el orgullo sobre la pena.
Usa la sátira y el sarcasmo, pero en sus letras hay ternura…
-Es cierto, la letra el ‘El eterno verano’ es una buena prueba de ello. La parte en la que se queda solo Guillermo con el piano y los violines es incluso lacrimógena.
¿De qué faceta de su trabajo compositivo está más orgulloso?
-En lo que respecta a las letras, siempre he intentado huir de la cursilería y evitar los lugares comunes, véase ‘barras de bar’, ‘mujeres de cristal’, ‘bulevares solitarios’, etc.
¿Y qué flaqueza intenta camuflar?
-Conscientemente no intento disimular ninguna flaqueza, al fin y al cabo también forman parte de la personalidad de cada uno y pueden hasta resultar graciosas.
¿‘La vida es aquello que pasa mientras haces otros planes’?
-John Lennon sería bueno haciendo frases para tazas y agendas de Mr. Wonderful. Las neuras y los miedos presentes en cada uno de nosotros seguirán ahí por mucho eslogan bienintencionado que haya.
¿Cambia mucho la perspectiva del negocio musical cuando es solo un complemento pero no la fuente principal de ingresos?
-Totalmente, en eso somos muy afortunados. Una Granja mercantilizada no tendría ni pizca de gracia.
Jaume Sisa afirmaba que ‘Si me pongo crítico con mi obra, retiraría la mayoría de discos que he grabado’, ¿es usted tan duro consigo mismo?
-Depende del día. Hoy por ejemplo se irían todos a la basura. Hasta ha recibido Lennon...
¿El escenario es como una novia a quien no se puede dejar?
-Si delante del escenario hay público, sí, cosa harto difícil en los tiempos que correna.