Este sábado se ha celebrado en Palma la mesa redonda ‘¿Y si escuchamos a los verdaderos protagonistas?’, enmarcada dentro del XII Congreso Iberoamericano de Dislexia y otras DEAs que organiza Disfam. Durante la charla, seis personas han podido conversar sobre cómo es convivir con este trastorno del aprendizaje en primera persona.
Una de ellas ha sido Inmaculada, disléxica y madre de dos niños que también tienen dislexia: Cristian y Marina de 11 y 15 años, respectivamente. «Me di cuanta de que tenía dislexia por mis hijos, a mi también me cuesta leer en voz alta, tengo discalculia y se me olvidan las cosas», ha explicado. El colegio le costó mucho porque no tuvo apoyo, sin embargo para sus hijos ha sido distinto: «Cristian usa libros digitales, que tiene lector incorporado».
«Me di cuenta de que pasaba algo porque en tercero de Primaria necesitaba que le deletrearan las palabras para poder escribirlas. Con Marina fue diferente, porque fueron los propios profesores los que se dieron cuenta en segundo de la ESO», ha narado. Desde su punto de vista, «en Primaria se debería trabajar más con niños de este tipo y no se hace», una postura que compartieron los demás ponentes.
«Hay que hacer adaptaciones, que los profesionales hagan su trabajo. Mi hijo llegó a pensar que era tonto porque no entendía las matemáticas y desde que está con su nueva profesora ha cambiado un montón. Ahora las entiende», ha confesado. Con la mesa se ha puesto de relieve la necesidad desde la educación de atender a los niños con este trastorno para poder avanzar en la etapa académica.