«Actualmente hay 3.900 parados en el sector de la construcción y las empresas están desesperadas por encontrar personal», reprocha el presidente de la Asociación de Constructores de Baleares, Climent Olives. En este sentido, expresa que «estamos preocupados por las dificultades para encontrar trabajadores formados, no solo para mantener plantillas sino también para ampliarlas». Además, añade que «el mayor reto al que se enfrenta el sector de la construcción es el envejecimiento de los trabajadores, la ausencia de relevo generacional y la falta de mano de obra cualificada».
Olives reconoce que esta situación está agravando los problemas para acceder a la vivienda en las Islas, puesto que «muchas empresas podrían asumir más obras si pudieran aumentar sus plantillas. Poder contratar más personal favorecería un inicio más rápido de los trabajos». Calcula que el sector necesita entre 5.000 y 5.500 profesionales para poder dar respuesta a la demanda; en algunos casos, hay hasta un año de espera para poder comenzar una obra. No obstante, precisa que hay problemas más graves, como el escaso suelo disponible para edificar viviendas y el tiempo de espera para conceder las licencias.
Preguntado por los oficios en los que tienen más problemas para encontrar personal, el presidente de la Asociación de Constructores de Baleares responde que son los de albañil, encargados de obra, encofrador y montador de prefabricados estructurales. No obstante, reitera que, «en general, hace falta de todo».
¿Por qué faltan tantos trabajadores?
Olives explica que «la construcción ha experimentado el mismo proceso de envejecimiento poblacional que otros sectores, pero agravado por la crisis económica del 2008 que provocó en Baleares pasar de tener 70.000 trabajadores a la mitad, 35.000. Además, la edad media de los operarios ha aumentado por otros factores, como la redistribución de jóvenes a otros sectores durante la crisis económica y no han vuelto cuando el sector se ha recuperado. También por la emigración de jóvenes extranjeros a otros países distintos a España durante la crisis».
En relación a este asunto, detalla que, según cifras del Observatorio de la Construcción extrapolables a Baleares, en 2023 la población ocupada de 55 años y más supuso el 20,1 % del total de las personas que trabajan en la construcción. El peso de la población joven menor de 30 años era del 9 %. En cambio, la edad media ha ido aumentando año tras año, pasando de los 37,9 años al inicio de las series hasta los 44,9 en 2023; es decir, en un periodo de 15 años la edad media ha subido 7 años. «Estos datos muestran el vertiginoso ritmo de envejecimiento existente en el sector y la urgente necesidad de incorporar talento joven a la construcción».
Ante esta situación, sostiene que «tenemos que llegar a los jóvenes para que quieran venir a formarse en la Universidad de la Construcción, la Fundación laboral. En Baleares formamos cada año a más de 4.000 trabajadores y tenemos implantados los grados medio de FP en las tres Islas. Es necesaria la colaboración público-privada para atraer y formar a más gente. Las empresas demandan mano de obra cualificada y debemos asegurar el relevo generacional».
El elevado coste de la vida y, especialmente de la vivienda, es otro de los motivos por el que la falta de mano de obra en este sector es tan importante. «El sobrecoste de la insularidad y el grave problema de la emergencia habitacional son un hándicap importante para atraer trabajadores al Archipiélago balear», argumenta.
Incorporación de la mujer
En su opinión, otra de las claves pasa por la incorporación de la mujer al sector de la construcción; que actualmente sólo representa al 11,2 % de los trabajadores. «Debemos también ser un polo de atracción para la mujer como sector sin género. Su presencia en las empresas y en las obras, principalmente, es todavía minoritaria. Puedo decir con gran satisfacción que en la FP de Obras de Interior, Decoración y rehabilitación ya hay en Mallorca más chicas que chicos. Los procesos constructivos están cambiando y cada vez está más presente la tecnología, la innovación y ya no se requiere tanto esfuerzo físico».
En este sentido, sostiene que «es necesaria una colaboración directa con el SOIB para recualificar e incentivar la incorporación de personas trabajadoras de aquí por las dificultades de traer gente de fuera por el problema de la vivienda».
Un problema importante
Olives advierte que «si queremos cumplir con el reto de los fondos europeos, necesitamos mano de obra. Nuestras plantillas están muy envejecidas y necesitamos incorporar jóvenes, desempleados, mujeres y regularizar inmigrantes irregulares. Si no se incorporan, tendremos un problema importante».