Marga Prohens va tan rápido que, en apenas dos años, ya ha cumplido el 70 % del programa electoral del PP, según dijo ella misma. Así que, a partir de ahora, con los deberes hechos en su negociado, ha ganado tiempo para aplicar también el programa electoral del PSIB. La presidenta dijo este martes que hará un tren a Llucmajor y anunció que aprobará un decreto ley con medidas contra la masificación.
Copia a Francina Armengol, como bien dice Iago Negueruela –es cierto–, pero la cuestión no es que lo haga, sino que pueda hacerlo. Y Marga Prohens puede hacerlo porque la izquierda presupuestó trenes y habló de contención turística, pero no hizo ni lo uno ni lo otro. Tal vez sea esa la clave para entender la derrota en las pasadas elecciones, un trago amargo que algunos siguen sin haber digerido. Con los poderes económicos agradecidos por la generosa bajada de impuestos que ha beneficiado más a quien más pagaba, es decir, a quien más tenía, Prohens pasa ahora a intentar contentar a las clases medias con las propuestas que no hizo la izquierda.
Con el anuncio del tren, ya es la segunda vez que les roba la cartera (y el programa electoral) tras la creación de la mesa de la sostenibilidad, y esperen a cuando Unidas Podemos descubra que el programa de alquiler seguro es un calco matizado de una propuesta que hicieron en campaña electoral.
Sin embargo, el plan de Prohens para cumplir todos los programas electorales del mundo puede chocar con una pequeña roca: Vox. Necesita a sus socios para aprobar los Presupuestos porque, por mucha mano tendida hacia la oposición, con quienes se ha visto hasta el momento la presidenta es con los ex de Vox Agustín Buades y Xisco Cardona. Este martes se pusieron en pie para aplaudir a Prohens mientras el resto de diputados de Vox permanecía sentado. Prohens ya tiene garantizados 28 votos. ¿De dónde saldrán los dos que le faltan para los 30?