Cerca de 1.100 ciudadanos de Baleares llevan más de seis meses pendientes de su reconocimiento como personas dependientes, la mayoría de las mismas gente mayor. La cifra total de personas que tienen una solicitud pendiente de contestación en las Islas asciende a 2.399, con un tiempo medio de espera desde la solicitud hasta la obtención efectiva de la prestación que se alarga hasta los 13 meses. Así lo han aseverado desde la Unión de Jubilados y Pensionistas de UGT Baleares para exponer la situación y problemas de los mayores de las Islas con motivo de su día internacional, que se celebra mañana 1 de octubre.
De hecho, Baleares es la comunidad autónoma con un mayor crecimiento de solicitudes de declaración de dependencia desde 2019: se ha pasado de unas 28.000 peticiones en ese año a cerca de 46.000 a día de hoy, lo que hace más precaria si cabe la situación de la gente mayor en el Archipiélago, ya de por sí perjudicada en la comparativa con el resto de regiones del Estado. Las pensiones se encuentran, de hecho, entre las más bajas, dada la mayor vinculación de la economía balear con el sector de la hostelería, ha puntualizado el secretario general de la Unión, Pedro Berruezo. «Los trabajos tienen una remuneración menor, y si a ello le sumas que el IPC sube mucho más aquí que en otras comunidades, obtienes un diferencial mucho mayor», señala para añadir que «no solo es el coste de la vivienda, sino de todo en general lo que está afectando a los mayores de las Islas».
Berruezo ha hecho un llamamiento a la lucha por visibilizar los retos y las necesidades que enfrenta el colectivo de la gente mayor. Entre ellas, la de mejorar la gestión de la dependencia, un «limbo» que «sigue siendo una realidad inaceptable para miles de personas». De esta manera, el sindicato reclama optimizar su gestión y mantener el impulso logrado en la financiación del Sistema para la Autonomía y Atención a la dependencia. Asimismo, se hace hincapié en la necesidad de luchar contra el edadismo o la discriminación por edad en pro del fomento de «una cultura de respeto hacia la vejez». «Hay que suprimir el edadismo desde nuestras escuelas: no puede ser que no se nos tenga en cuenta, que vayamos al médico y acompañados de un familiar más joven y el médico pregunte al acompañante como si el mayor fuera un niño».