«Nuestra preocupación era salvar el banco y tomábamos decisiones que en otro momento no hubiéramos tomado». El último presidente de la extinta Sa Nostra, Fernando Alzamora, relató al tribunal de la Audiencia Nacional los últimos meses de la caja. El máximo responsable del consejo de administración y el exdirector general, Pau Dols, emplearon argumentos similares para defenderse por la financiación a la inmobiliaria Sotohermoso: El estallido de la crisis puso a la empresa en una situación potencial de insolvencia. La alternativa era, o respaldarla o dejarla caer, con el riesgo que implicaba para la reputación de la entidad. «En una crisis no hay soluciones maravillosas. En lugar de elegir la mejor alternativa teníamos que optar por la menos mala», sumó Dols.
Ambos están acusados de delitos de apropiación indebida y de acusación desleal junto al resto de la antigua cúpula de la entidad. Con matices sobre el papel de cada uno, intentaron acreditar que Sa Nostra seguía de forma escrupulosa las directrices del Banco de España y que todas las decisiones eran colegiadas y se adoptaban después de pasar por todos los filtros, en particular, por la comisión de inversiones que evaluaba los riesgos de cada una de las operaciones.
El interrogatorio de Dols fue especialmente detallado por parte de la fiscal y la Abogacía del Estado. Justificó cada una de las inversiones en Sotohermoso. La filial de Sa Nostra, Invernostra, entró en el accionariado de la promotora. Justificó que se seguía el plan estratégico de la entidad que recomendaba diversificar inversiones y hacerlo fuera de Balears. Así, en 2006, en pleno boom del ladrillo se adquirió un 35 por ciento de la entidad. Los dos primeros años se llevaron a cabo operaciones de financiación para adquirir suelo en Cantabria, Extremadura y Andalucía. Sin embargo llegó la crisis y Sotohermoso dejó de tener financiación con otras entidades, que hasta ese momento le habían prestado 30 millones. «Sa Nostra podía dejar caer la sociedad o asumir la financiación. En 2008 no se veía venir una crisis de tanta duración», insistió Dols que citó informes del Banco de España. «Fue el mayor error de previsión de la historia», dijo sobre los datos con los que contaban entonces». En base a esas previsiones, Dols insistió: «La empresa era viable y rentable a futuro».
La operación más discutida por las dos acusaciones fue la firma de una opción de compra sobre Sotohermoso firmada en 2008 y que se ejecutó en 2011. Dols insistió en que tomar el control total de la entidad era la opción más beneficiosa para la caja: «¿Qué quiere, que quedara en demora y en concurso y perder el cien por cien de los activos?». Justifica que, aunque quedaron sin deudas, los otros socios también perdieron el capital que habían avanzado y la caja mantenía suelo valorado en más de 30 millones. Esos activos fueron absorbidos luego por la Sareb por 9 millones.
El apunte
«BMN tomó las mismas decisiones que nosotros»
Dols y Alzamora justificaron que, una vez que Sa Nostra se diluyó en BMN a finales de 2010, la entidad sucesora continuó con la misma política en torno a Sotohermoso. De hecho, el nuevo banco destinó once millones de euros a financiar a la sociedad y culminó el proceso por el que se hicieron con el cien por cien de las acciones. El juicio continúa toda la semana con las declaraciones de los otros cuatro acusados, entre ellos el exdirector general, Pere Batle.