Pedro Bestard ha anunciado este viernes que deja su cargo como vocal de relaciones institucionales en la dirección de Vox Baleares para centrarse exclusivamente en su labor como vicepresidente y conseller de Medi Ambient, Medi Rural i Esports del Consell de Mallorca y teniente de alcalde de Seguretat Ciutadana en el Ajuntament de Marratxí. Así lo ha confirmado a este diario el secretario general de la formación, Toni Gili.
La marcha de Bestard está marcada por los problemas de salud que tuvo antes de verano, aunque ahora está totalmente recuperado, pero también por la crisis que Vox arrastra desde hace largo tiempo. Fuentes internas aseguran que Bestard y la presidenta de la formación, Patricia de las Heras, tienen mala relación política. Este sería el principal motivo, señalan estas fuentes. La concejala de Vox en Cort, Sara Cerdó, aupada por Fulgencio Coll, próximo a la presidenta, es uno de los nombres que suenan para ocupar el cargo orgánico de Bestard.
Asimismo, otras fuentes internas señalan que cada uno representa a un bando diferente dentro de Vox. De las Heras lidera la facción que aboga por acatar cualquier decisión tomada por la dirección del partido en Madrid, mientras que Bestard, a pesar de haber respetado siempre todas las decisiones, está mejor valorado por el ala que apuesta por una mayor autonomía a la hora de decidir sobre cómo el partido debe actuar en Baleares. Aunque nunca se ha decantado por ningún bando, estos últimos le ven con mejores ojos y eso, a De las Heras, le genera desconfianza por si pudiera acabar siendo reemplazada como presidenta, destacan las mismas fuentes. Con la salida de Bestard, en todo caso, se afianza el control de la dirección nacional de Vox tras meses de pugna interna.
El secretario general, Toni Gili, ha asegurado que estos últimos movimientos no afectarán para nada en el pacto de gobierno que tiene con el PP en el Consell de Mallorca. Aun así, la portavoz parlamentaria de su partido, Manuela Cañadas, ya dio visos sobre qué podía pasar en la institución insular. La ruptura que el líder de Vox, Santiago Abascal, escenificó al romper sus acuerdos con el PP en los gobiernos autonómicos, a cuenta del reparto solidario de menores migrantes no acompañados, podría provocar un nuevo seísmo político.
La dirección nacional y balear han puesto en un aprieto al grupo de Vox en el Consell, donde gobiernan con el PP. La institución insular es la que gestiona los centros que acogen menores migrantes que la formación de Abascal pidió cerrar en toda España, pero en Baleares son los consells insulars los que tienen estas competencias. Y en el de Mallorca, Vox forma parte del gobierno, donde han mantenido un perfil muy discreto durante la crisis por la sobreocupación de los centros por la llegada constante de nuevos jóvenes en patera. De este modo, de no conseguir imponer su política migratoria al PP, la dirección nacional podría extender la ruptura de pactos al Consell de Mallorca, aunque algunas fuentes internas lo descartan y consideran que Madrid tratará de evitarlo.