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Vox se desintegra entre insultos

Sergio Rodríguez e Idoia Ribas, en el Parlament. | M. À. Cañellas -

| Palma |

De implosión en implosión hasta la derrota final. Vox se encamina hacia el desastre, la nada, quién sabe si la irrelevancia política a partir de las próximas elecciones –ya quedan menos de tres años– y ahora ya ha subido de nivel y lo hace entre insultos. Los dos diputados críticos de la formación, Sergio Rodríguez e Idoia Ribas, han pedido que les faciliten el acta de la Junta de Portavoces de este martes, una reunión previa al pleno en la que se debatió el cese de Gabriel Le Senne. Quieren comprobar si, como aseguran varios portavoces de diversos grupos parlamentarios, la líder de Vox, Manuela Cañadas, les llamó «sinvergüenzas» en presencia de diputados, ujieres, letrados y personal diverso de la Cámara. Los micrófonos estaban abiertos y grababan las intervenciones de los portavoces. En el acta no consta que les llamara sinvergüenzas.

En esos momentos se debatía en qué parte del hemiciclo debían sentarse los dos diputados tránsfugas de Vox, José Francisco Cardona y Agustín Buades, y se abrió una intensa discusión a la altura de lo que se debatía, un asunto de capital importancia en la defensa de los intereses de los ciudadanos de Balears, que se extendió tanto que el pleno comenzó 20 minutos tarde. Finalmente se acordó la fórmula que mejor encajaba con lo que pedían Vox y PSIB –uno junto a Vox y el otro acogido en los espacios del PP, no vaya a ser que le necesiten más adelante– y es aquí donde Cañadas, aparentemente, insultó a sus compañeros de partido y dijo que daba igual qué acuerdo se tomara porque habrá que cambiar la distribución en breve cuando se vayan «esos dos sinvergüenzas».

La respuesta llegó ayer en forma de comunicado de Avanza en Libertad, entidad detrás de la que se emascaran los críticos de Vox, y una fulminante contrarréplica de Cañadas en la que les pedía que se vayan y devuelvan sus escaños. Por ahora no harán ni una cosa ni la otra, pero todos saben que Vox se deshace, se disuelve como un azucarillo, como lágrimas en la lluvia o como Podemos, lo que elijan. Aquel grupo de ocho ya solo es de cuatro y habrá que ir preparando nueva ubicación en la Cámara porque otros dos se irán a les echarán. Vox pierden diputados a razón de dos por año. De aquí a las próximas elecciones ya no quedará ningúno.

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