Baleares ha perdido casi 5.000 comercios en los últimos 15 años, según los datos más recientes de la Conselleria de Hacienda. Esta crisis en el comercio tradicional ha ocasionado que establecimientos emblemáticos de las calles echen el cierre definitivo. Es más, el pasado año supuso un récord negativo, dejando registrados tan solo 14.371 comercios, lo que supone una reducción de un 25,69 % desde 2008. Los principales problemas a los que se enfrenta el comercio tradicional son la carencia de relevo generacional, la gran competencia con las plataformas online y la falta de conciliación personal y laboral.
En Palma, una de estas tiendas tradicionales que cerró el pasado mes de abril fue Son Vivot, tras 27 años dedicados a la venta de productos artesanales de origen mallorquín. El emblemático comercio estaba ubicado en la Plaça de la Porta Pintada y era un referente en la venta de delicias gastronómicas. Hasta su cierre, el local había mantenido una imagen rústica, con predominio de materiales como el ladrillo y la madera. Además, el espacio estaba decorado con enfilois, clásicos en las cocinas de la Isla, de tomates de ramallet, las guindillas y los ajos.
La tienda de ropa infantil Colorins es otro local que se despidió de sus clientes el pasado mes de julio. El local, dedicado a la moda para los más pequeños, estaba situado frente a la delegación de Correos, cerca del Passeig des Born. El comercio había permanecido abierto durante 40 años, en los que se convirtió el comercio de referencia para estrellas como Catherine Zeta-Jones, María Teresa Campos o Nieves Álvarez. En su interior, podían encontrar prendas para el día a día, pero también, para momentos especiales, como bautizos y comuniones.
Otro negocio tradicional que echará el cierre cuando liquide sus existencias es la Princesita, fundada hace 66 años. El comercio, con cuatro ubicaciones en Palma, cerrará sus puertas por el descenso en las ventas durante los últimos años. La conocida cadena se dedicaba a la comercialización de ropa para el hogar. En sus establecimientos, los palmesanos podían encontrar sábanas, mantas, toallas, cojines y otros textiles. Gracias a esto, la marca se hizo un hueco en el corazón de las familias mallorquinas que se desplazaban hasta sus cuatro puntos en la capital balear.
Otra baja en la Plaça de la Porta Pintada, Calçats Melchor ha anunciado su cierre en el próximo otoño. El emblemático negocio familiar ha sido un punto de venta de zapatos desde hace 53 años. En total, tres generaciones han regentado el comercio que cerrará por las dificultades de mantener la calidad de sus productos con un precio competitivo. En sus orígenes, Calçats Melchor se dedicaba a la fabricación de calzados y este local, el último que quedaba abierto, lo empleaban a modo de almacén.
Para frenar esta ola de cierres, en 2022, la Conselleria de Empresa, Empleo y Energía del Govern puso en marcha el proyecto Emblemàtics de les Illes Balears. El objetivo de esta iniciativa es proteger la actividad comercial tradicional y de proximidad. Para formar parte de este catálogo, los ayuntamientos son los encargados de catalogar estos establecimientos como «arraigado», «con historia», «con patrimonio» y «emblemático». Sin embargo, este reconocimiento no garantiza la longevidad de los comercios, pues en lo que va de año en Palma han cerrado cuatro de esta categoría, según la última actualización de los datos. Estos han sido Calzados La Elegancia, la pastelería Casa Canet, la joyería Alfredo y Sa Botiga.