«Los choques con barcos son la principal amenaza que les queda en el Mediterráneo a las ballenas». Así responde Pablo Rodríguez, responsable de Espacios Marinos de Marilles Foundation, al ser preguntado sobre los riesgos que aún le quedan por sortear a los cetáceos que todavía nadan en nuestro mar. Y es que, según arrojan los datos que Marilles y otras organizaciones han ido recopilando estos últimos años, «más del 80 por ciento de las muertes se deben a colisiones», especialmente en lo que compete a los cachalotes y el rorcual común.
«Hay algunas especies cuyas amenazas pueden venir de distintos frentes de forma equitativa, como puede ser la sobrepesca o la falta de alimento. Con las ballenas, sin embargo, se ve de forma muy clara: el principal riesgo para su supervivencia a día de hoy es la colisión con buques a gran velocidad», explica Rodríguez. Cabe recordar que, hace años, cuando la situación de las ballenas no estaba regulada, aún existían amenazas como la sobrepesca que continuaba reduciendo sus números. Sin embargo, tras su prohibición con leyes tanto estatales como locales, lo único que queda por hacer es encontrar la manera de cómo solventar la situación de las colisiones.
«La situación se ve muy clara con los cachalotes. Es una especie que descansa en la superficie, en el sentido en que en muchas ocasiones tiene parte del cráneo fuera del agua. Y es precisamente en el momento en el que descansan cuando se suelen producir estos choques, los cuales le suelen producir heridas mortales». En ese sentido, el experto en espacios marinos también ha hecho referencia al ruido que generan los barcos a gran velocidad, el cual puede «distorsionar su capacidad de localización» y confundirlas.
Así, ante esta situación, varias entidades dedicadas a la conservación de especies, entre las que se incluyen Marilles Foundation, GOB Mallorca, Greenpeace España o Save the Med Foundation han comenzado una iniciativa para que se incluya en el Plan de Gestión del Corredor de Migración de Cetáceos del Gobierno central un apartado donde se obligue a reducir la velocidad de las embarcaciones en la zona a 10 nudos, la cual, según Rodríguez, «permite a los cachalotes esquivar el barco con seguridad». El reto de esta reclamación no viene de vías administrativas, sino que debe ser aprobado en un acuerdo entre varios Ministerios como el de Transición Ecológica y el de Transportes para que se lleve a la realidad: «Si fuera por temas burocráticos esta medida puede salir en poco más de un mes. Es en los acuerdos entre varios Ministerios donde reside el verdadero reto. Este otoño se celebrará la etapa consultiva del plan, y esperamos que para el año que viene ya esté aprobado con nuestra propuesta incluida».
Según Rodríguez, «ahora mismo el Corredor de Migración de Cetáceos está declarado zona protegida por el Gobierno. Sin embargo, a pesar de su estatus, no hay una regulación clara que los barcos deben seguir. No importa que sea un área protegida, sin normativas que la regulen las embarcaciones tendrán la libertad de hacer lo que quieran». Este corredor se ubica en la costa norte de Mallorca, recorriendo la zona catalana y valenciana, y se trata de un área clave de pasaje para los cetáceos, ya que se suelen reunir en grandes cantidades. De momento, el plan que regula esta zona está en trámite, y el pasado 9 de julio Rodríguez y otros compañeros viajaron a Madrid a la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para poner en valor esta necesaria medida: «Es inútil que se aprueben normativas locales ya que el corredor pasa por aguas de otras comunidades autónomas. La medida debe llegar por parte del Estado.»
Estado de los cachalotes en el Mediterráneo
Sobre la situación de esta especie en nuestra aguas, la cual se trata de una de las especies protegidas del mar balear junto al delfín mular o paíño europeo y una de las residentes (es decir, que están aquí todo el año), se encuentra en estado «vulnerable» en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y, concretamente en el Mediterráneo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasifica como «en peligro». De hecho, aunque desde 2013 la población de cachalotes no para de crecer, el responsable de Marilles no quiere bajar la guardia, ya que en las tres últimas generaciones, que vienen a ser unos cien años, se había perdido un 70 por ciento de especímenes debido a su interés pesquero: «Hay que entenderlo como que si antes había 100, se ha reducido a 20 y ahora a subido a 21. Cada año hay más crías pero la especie aún queda lejos de encontrarse a salvo. Afortunadamente, gracias a la concienciación de la sociedad y a la prohibición de pescar estos animales, las cifras están en alza».
A día de hoy, hay varias iniciativas y programas de protección que buscan no disminuir las cifras positivas de aumento que se llevan dando la última década. Una de ellas es la declaración del Área Importante de Mamíferos Marinos, una zona de gran extensión ubicada al sur y este del archipiélago balear que está protegida bajo la iniciativa de UICN y la Comisión Mundial de Espacios Protegidos (WCPA) desde 2017 al ser un área donde se alimentan y reproducen los cachalotes. En ese sentido, según el último informe de Marilles Foundation en cuanto a la conservación de esta especie, se ha descubierto una zona recientemente en el norte de Menorca con alta densidad de grupos de cachalotes con crías y que se encuentran fuera del área de protección tanto del Corredor de Migración de Cetáceos como del Área Importante de Mamíferos Marinos: «Esto supone un área importante de cría que actualmente se encuentra fuera de la zona definida para su protección y que es necesario proteger.»