«No todo pasa por la izquierda y sus neuras, pasa por una derecha capaz de competir con la reaccionaria». El politólogo Pablo Simón, presentó este martes en Palma su último libro: Entender la política: Una guía para novatos. Sin embargo, en lugar de hablar de su libro porque «las presentaciones son muy aburridas», dedicó su intervención a analizar el avance de la extrema derecha en Europa: «No es un tsunami, no es un calentón de protesta, es una marea que crece poco a poco y se han asentado dentro del espacio político».
Simón insistió en que, «lo más interesante ahora mismo» es como interacciona esa derecha populista radical con la tradicional y con la antigua familia de demócratas cristianos, liberales y conservadores. «Ser conservador es ser cauteloso ante el cambio. Los reaccionarios quieren volver a un pasado que nunca existió». Sobre esa nostalgia apuntó que lo que buena parte de la sociedad echa de menos en realidad es una idea de futuro: «Imaginar un momento en el que vamos a estar mejor. Si no ofreces un futuro mejor, quienes apelan a la nostalgia, ganarán la partida».
En su intervención recordó lo ocurrido con el Partido Republicano en Estados Unidos, absorbido por Donald Trump, y con los partidos de centro derecha clásicos en Francia o Italia, que han desaparecido. «La aspiración de la derecha populista es destruir a la derecha moderada» y repasó algunas de las estrategias empleadas contra estos partidos en distintos países. Del fracaso de los muros de contención o de la estrategia de adoptar parte de su discurso, sobre todo en torno a la inmigración.
Sí que, indicó que lo que les ha desgastado es ejercer el poder, en especial como «socio junior». Simón explicó que, desde los años ochenta, estas formaciones han intentado acceder a gobiernos para poder condicionar políticas públicas. «Vox es el primer caso de un partido que actúa al revés y sale de los gobiernos». Sin embargo, en países como Suecia, el paso por esos gobiernos les ha debilitado. «No tienen en general capacidad y estructura para gobernar. Meterlos en un gobierno como socio junior para el Partido Popular es una estrategia ganadora», dijo.
Reflexionó sobre cómo, en los últimos años, mientras la izquierda se ha convertido en más homogénea, la derecha se ha diversificado. «Se ha roto». Introdujo, además del clásico eje sobre la economía, una dimensión entre aperturismo y cierre que marca la división en la que las formaciones de extrema derecha apelan a una sociedad «nativista» y homogénea. «Han conseguido robar a la izquierda los obreros tradicionales y la derecha los pequeños propietarios».
Así, en ese conflicto, para Simón la gran pregunta para Europa en los próximos años será cual es el grupo de solidaridad: a quién se dirigen las políticas públicas y de redistribución. El politólogo trazó tres grandes ejes que unen a las formaciones europeas de derecha radical modernas: esa apelación al origen y al nacimiento, que mezcla xenofobia y nacionalismo; su carácter autoritario y que son populistas: «Es una estrategia electoral, hay una élite traidora y un pueblo auténtico». Sin embargo, también apuntó a diferencias: «No todos son homófobos, antifeministas o centralistas». Otro elemento que citó fue la influencia de regímenes autoritarios como Rusia y China y su auge en los últimos años.