Sentida Eucaristía este miércoles para despedir y agradecer la labor a las Hermanitas de los Pobres, quienes abandonarán después del verano el histórico inmueble de General Riera tras más de 140 años de presencia en Mallorca.
La misa, oficiada por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, contó con la presencia de autoridades del Consell de Mallorca, que ha adquirido el edificio para convertirlo en residencia que dará atención a colectivos vulnerables. Asistieron su presidente, Llorenç Galmés; el conseller insular de Benestar Social y presidente del Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS), Guillermo Sánchez; el de Hacienda y Función Pública, Rafel Bosch; la vicepresidenta del IMAS, Magdalena García Gual; y la directora insular d'Atenció Sociosanitària, Rosa Llobera.
«La realidad de nuestras comunidades religiosas hace que se originen cambios esperados y no deseados. Es el caso de esta institución con la presencia de dedicación y trabajo de tantos años de las Hermanitas de los Pobres entre nosotros», comenzó el obispo. «Hoy queremos manifestar de todo corazón el agradecimiento de toda la Diócesis. De forma sencilla y activa las Hermanitas han practicado el Evangelio, entregándose por amor a los demás, a través de su presencia diaria entre aquellas personas a las que han servido con todo el amor que han sido capaces. Nos duele que como comunidad nos dejéis para servir en otros lugares, quizás con más necesidad. La falta de vocación es una de las razones de vuestra decisión, que acogemos con respeto, pero compartimos con preocupación», dijo Taltavull.
Por parte de las religiosas, la encargada de dedicar unas palabras a los presentes fue la hermana María Concepción, quien hizo un repaso de la historia de la congregación y del edificio donde han servido durante más de un siglo: «En esta Eucaristía hemos evocado la figura de nuestra fundadora Santa Juana Jugan, elevando nuestra acción de gracias a Dios por la misión hospitalaria que las Hermanitas hemos realizado en esta ciudad desde hace 147 años. A todos, muchas gracias por estar aquí con nosotras», explicó la portavoz de las religiosas.
«La adquisición de este edificio por el Consell, marca un punto de inflexión en la presencia de las Hermanitas en esta magnífica ciudad. Hermanitas y ancianos han ido forjando en el interior de esta casa el espíritu de familia de Santa Juana, ayudados y sostenidos por tantas personas que han contribuido de un modo u otro a hacer posible el milagro de la subsistencia de esta casa, que han sido instrumento de la providencia de Dios, que vela por las necesidades de los pobres», añadió una María Concepción emocionada.