Vox instará a la Federación de Entidades Locales de las Islas Baleares (FELIB), en próximo pleno del Consell que tendrá lugar el jueves, a promover la convivencia equilibrada y reglada entre las fiestas tradicionales y las denominadas neofiestas, garantizando la protección y difusión del patrimonio cultural y festivo tradicional, a la vez que se fomenta y regula la organización de las neofiestas.
David Gil, portavoz adjunto en la institución insular, ha señalado que, «esta moción, busca asegurar que ambas formas de celebración puedan coexistir y enriquecerse mutuamente, estableciendo actuaciones de colaboración entre asociaciones culturales, organizadores de neofiestas y expertos en patrimonio, con el objetivo de elaborar propuestas concretas y sostenibles y que no se importen fiestas provenientes de otras provincias o comunidades autónomas, ya que Mallorca tiene suficiente cultura, historia e identidad, como para tener que imitar celebraciones que nada tienen que ver con nuestra propia idiosincracia».
Mallorca es una tierra de contrastes y rica en tradiciones que abarcan desde las celebraciones más ancestrales hasta las manifestaciones festivas más contemporáneas. Las fiestas tradicionales, profundamente enraizadas en nuestra cultura, ofrecen una ventana a nuestro pasado, reflejando costumbres, creencias y valores transmitidos de generación en generación. Ejemplos notables incluyen la Festa del Fadrí en Moscari, la procesión de La Beata de Santa Margalida o los bailes de los Cavallets de Felanitx, que conectan con la herencia medieval y religiosa de la isla.
Por otra parte, en las últimas décadas han surgido las denominadas neofiestas, caracterizadas por su espontaneidad, creatividad y alta participación juvenil. Eventos como, Ses Clovelles de Petra, Es Much de Sineu, el Carnaval d'Estiu de Campanet, y la Correguda en Roba Interior de Bunyola, entre otros, representan una nueva forma de celebrar, donde la diversión y la modernidad se fusionan sin necesidad de justificar sus orígenes.
Gil ha manifestado que «el auge de estas nuevas fiestas ha generado un debate sobre la convivencia entre la tradición y la modernidad, por lo que es esencial reconocer el valor intrínseco de ambas formas de celebración. Las fiestas tradicionales son un tesoro cultural que debemos proteger y promover. No obstante, las neofiestas también tienen su lugar, aportando dinamismo y adaptándose a los tiempos actuales. Es necesario encontrar un equilibrio que permita la coexistencia armónica de ambas expresiones festivas, garantizando que las nuevas formas de celebración no eclipsen ni desplacen a las tradicionales, sino que las complementen», ha concluido.