En realidad, Christian Keller quería esperar hasta la jubilación, pero al final todo fue mucho más rápido de lo esperado. Con tan solo 51 años, en la cima de su carrera, el que fuera el jefe de una clínica alemana decidió abandonar su país natal y emigrar a Mallorca junto a su esposa Arabella (31). Así lo informó el domingo el Offenburger Tageblatt.
Christian Keller es presidente del consejo de administración de la Clínica Ortenau, un gran grupo clínico regional con sede en Offenburg, Baden, con varias sedes en el Alto Rin, a donde viajaba durante una hora cada día por la A5. La esposa de Keller, Arabella, trabaja como gerente regional para Volksbank Freiburg. «Los dos tenemos mucha responsabilidad, yo soy el jefe de 6000 empleados», explica Keller a Mallorca Magazine.
«Desde fuera, hemos logrado mucho en la vida y hemos ganado bien», explica Arabella Keller, «pero el éxito también tiene sus desventajas, trabajas las 24 horas del día, solo 'vives' los fines de semana». Y eso es exactamente lo que los Keller quieren cambiar ahora. A finales de este año, tienen previsto buscar no solo un apartamento en Palma, sino también un local para abrir un bar de vinos y cavas. La emigración definitiva está prevista para principios del año que viene, «después de que expiren nuestros contratos de trabajo», declara Christian Keller.
Según explica Keller entre risas, de Mallorca no les atrajo « solo el clima», aunque eso fue, por supuesto, un factor decisivo: «También se trata de la calidad de vida, nos encanta el estilo de vida español y ya estamos ocupados aprendiendo el idioma». En definitiva, la emigración es la realización de un sueño largamente esperado. «Siempre nos ha gustado Mallorca, nos encanta pasar nuestras vacaciones en Palma y llevamos años soñando con vivir en esta ciudad.»
Los Keller quieren documentar su camino a la isla en la red social Instagram (@die_kellers_wandern_aus_2025). Allí, la pareja inicialmente mantuvo deliberadamente la tensión. El primer post se titulaba «estamos cambiando nuestro modelo de vida». No fue hasta cuatro días después que Christian y Arabella Keller dieron una de las razones para emigrar a la isla: «Necesitamos más sol».