El agricultor Jaume Adrover (exTerraferida) y el geógrafo Mateu Vic, con el apoyo del catedrático de Geografía en la UIB Macià Blázquez, han explicado este martes la actualización de los datos referidos a la ocupación del suelo rústico de Mallorca en el período 2015-2023.
Según los datos de Adrover y Vic a partir de la fotografía aérea de Mallorca de 2023 y el listado oficial de proyectos aprobados por el Consell de Mallorca, un total de 2.953 chalets han sido construidos o autorizados durante el citado período en el suelo rústico de Mallorca, coincidiendo con las dos últimas legislaturas de la institución insular, gestionadas por el Pacte (partidos de izquierda).
Si se analiza únicamente la construcción, entre 2015 y 2021 fueron edificadas 1.118 viviendas en suelo rústico (un ritmo de más de 180 cada año), a las que se añadieron 565 entre 2021 y 2023 (un ritmo de 280).
Jaume Adrover ha destacado que «todas estas construcciones responden a un mercado internacional de alto poder adquisitivo. No hay ninguna casa modesta. Tras estas edificaciones hay fondos de inversión o grandes empresas de obras que no se limitan a comprar una sola parcela y construir una sola casa, sino que ponen en marcha varias a la vez».
Adrover ha añadido que «ya es muy frecuente la agrupación de parcelas para poder construir. Si un solar rústico no cumple con las dos quarterades mínimas para edificar en suelo rústico común, se agrupan todas las parcelas vecinas que sean necesarias. Hemos detectado que el 42 % de los nuevos proyectos se ejecutan mediante la concentración de parcelas para llegar a la superficie mínima».
Otra cuestión subrayada por Adrover y Vic es la edificabilidad: «Normalmente, la construcción en un solar rústico no se limita a la vivienda en sí, pues también hay jardines, césped y pscinas -en plena prealerta de sequía-, aparcamientos, instalaciones para caballos... Ello hace que toda la parcela se vea ocupada por unos elementos que indudablemente incrementan el valor económico de todo el conjunto. A todo ello hay que añadir que la movilidad para llegar a estos chalets siempre será a través del vehículo particular, lo que agrava la saturación de las carreteras. A estos chalets no llega ningún transporte público».
Mateu Vic, Jaume Adrover y Macià Blázquez, como representantes de Activistes Ecologistes de Mallorca y Grup de Geografies Crítiques (UIB), señalan que «sería difícil encontrar alguna ilegalidad o irregularidad en estas construcciones. Al tratarse de fondos de inversión o empresas muy potentes, suelen cumplir con todos los requisitos y no tienen problemas en esperar todos los plazos que sean necesarios para llevar adelante sus proyectos, muchos de ellos relacionados con el alquiler vacacional para conseguir el rendimiento más rápido posible».
Según los cálculos de los activistas, en el suelo rústico de Mallorca quedan 11.000 parcelas rústicas más que podrían ser edificables: «Pediríamos que no se construya ninguna vivienda más en suelo rústico, como ha hecho Menorca desde 2003. Es un fenómeno único de Mallorca e Ibiza. En la Península, o se construyen urbanizaciones o no se construye nada. No se practica esta urbanización difusa del suelo rústico. Sin embargo, todos los gobiernos de Mallorca e Ibiza, de derechas o de izquierdas, nunca han abordado una limitación o restricción más estricta de construcción en suelo rústico. La situación se acepta como una calamidad impuesta y muchos ciudadanos no se lo creen hasta que ven las fotografías aéreas. La realidad es que sólo en el período 2015-2021 se han urbanizado 400 hectáreas de suelo rústico».
Para Jaume Adrover, «el suelo rústico ha dejado de existir como tal para convertirse en una extensión de suelo urbano de lujo, con un incremento en el número de habitantes que no cuenta en ninguna planificación municipal».