Fue una cita entre viejos colaboradores para hablar de la situación del Consell y para buscar ideas para impulsarlas desde el mismo. Fue en casa del expresidente del PP balear Gabriel Company, asistieron una decena de personas, entre ellas algunos periodistas, y el invitado de honor fue el president de la institución insular, Llorenç Galmés. Sin embargo, en aquella reunión se acabó hablando más de la presidenta del Govern, Marga Prohens, y no precisamente en términos positivos y ahí comenzó el problema porque alguien de los presentes avisó al entorno de la presidenta al poco de salir de la cita. Y el Consolat ardió.
La comida no tenía fines conspirativos, pero la versión que llegó al Govern decía todo lo contrario, así que terminaron llamado a capitulo al president del Consell, que explicó los detalles del encuentro, insistió en que había ido para hablar de la institución insular, negó conspiración alguna y aseguró que, en un momento de la comida, incluso paró la conversación para señalar que empezaba a sentirse incómodo por alguna de las afirmaciones que se estaban diciendo relativas a Prohens. Tras la alarma inicial, el entorno más cercano a la presidenta trató de quitar hierro al asunto aunque el enfado inicial fue notable y patente. Señalan que el error de Galmés fue acudir a la comida ante la sospecha de que aquello podía acabar mal para la presidenta, como así fue finalmente.
Company dejó la Presidencia del PP de manera repentina en mayo de 2021 y Marga Prohens se hizo con el control del partido dos meses después en un congreso que se cerró con un respaldo unánime a la presidenta tras un periodo de graves divisiones internas azuzadas por José Ramón Bauzá. Company no había podido conseguir ese control total del partido porque, de hecho, no era un hombre de partido. Había llegado al PP hacía poco tras ser conseller en el Govern de José Ramón Bauzá, pero no conocía las claves de la formación y no fue capaz de hacerse con ella.
Prohens, sí. Prohens ha estado en ese PP pata negra desde que se afilió a Nuevas Generaciones y era reclutada para poner sillas en los mítines de Jaume Matas. Ha hecho tándem con Llorenç Galmés durante años. Ellos dos y Sebastià Sagreras fueron directos colaboradores de Company durante su breve presidencia del partido tras aplastar en el congreso interno a José Ramón Bauzá, pero alguno de los que ahora acompañan muy de cerca a la presidenta han sido muy críticos siempre con él. La reaparición política de Bauzá hizo que los ‘Jaimes', dos opositores a Company, Jaime Martínez y Jaume Bauzá, se alinearon con él pero fue una alianza circunstancial.
Las razones de la marcha de Company y el anunció de que uno de esos antiguos rivales, Jaime Martínez, sería candidato a Palma no se ha terminado nunca de explicar con detalle. La decisión fue suya, eso es seguro, pero algunos creen que hubo un empujón del entorno de Pablo Casado para que diera ese paso adelante. Sea como sea, la realidad es que Company se fue y ya no se le vio más. No ha ido a ninguna reunión, no se le ha visto en ningún acto de apoyo al PP o a Marga Prohens, ni siquiera cuando ha venido Alberto Núñez Feijóo, viejo amigo suyo. Los recelos por esa comida muestran que aquel relevo aparentemente pactado dejó heridas que aún no han curado.