El libro Òpera i salnitre, del historiador catalán Sisco Farràs, localiza el verdadero origen de la fortuna que hizo posible la construcción del Palau de Marivent, residencia veraniega de la Familia Real en Mallorca.
En contra de lo que se cree, el dinero que realmente financió Marivent no era de Juan de Saridakis, sino de Matías Granja, nacido en Sort (Pallars Sobirà, Catalunya) en 1840.
Farràs explica que «siendo adolescente, cuenta la leyenda que Matías Granja provocó un incendio en la iglesia de Sort durante la misa del gallo. Su padre, que había sido alcalde, le recomendó dejar el pueblo. Matías Granja se trasladó a Barcelona y Bilbao. En Europa operaban los llamados agentes de inmigración, enviados por países sudamericanos para atraer trabajadores. Parece ser que Granja y su amigo Juan Higinio Astoreca fueron convencidos por el agente de inmigración chileno Vicente Pérez Rosales para trasladarse a ese país. Granja y Astoreca fueron a Burdeos para tomar un barco a Valparaíso, en Chile».
Los dos amigos vieron posible enriquecerse con el salitre (salnitre, en catalán), un fertilizante muy rápido contenido en rocas del desierto chileno de Atacama y que debía ser debidamente tratado y transformado. Sisco Farràs señala que «Granja no sólo creó una colonia, un conjunto de fábricas y viviendas de trabajadores para producir salitre, sino que también habilitó un tren de cien kilómetros entre Atacama y la costa, y construyó el llamado Puerto del Coloso, a 20 kilómetros de Antofagasta, para desde allí exportar el fertilizante a todo el mundo, monopolizando el transporte. Granja se hizo muy rico, sobre todo en los últimos diez años de su vida, muriendo en 1906».
¿Qué relación tiene todo esto con Marivent? El historiador indica que «Matías Granja se casó en Chile en 1877 con la artista francesa Laura Mounier. El matrimonio fue un fracaso y duró muy poco. Mounier se marchó a Francia y Granja se emparejó con Paula Navarro, con la que tuvo hijos. Mounier, sabiendo que Granja estaba acumulando una gran fortuna, pidió el divorcio. El testamento de Granja estableció que el 50 % de su herencia sería para Mounier».
Con todo ese dinero, lo primero que hizo Mounier fue comprarse una gran casa en Santiago de Chile y allí conoció a Juan de Saridakis. Ella tenía 56 años y él, que era un hombre muy atractivo, 32. Se casaron un año después de la muerte de Matías Granja. Saridakis también se dedicaba a las industrias extractivas en Chile, pero la que tenía una fortuna era Laura Mounier.
En este punto, Farràs apunta que «Mounier y Saridakis convirtieron su casa de Santiago en un centro artístico, intelectual y de tertulias, pero en 1920 decidieron regresar a Europa y recorrieron parte del continente buscando lugares sofisticados para construirse una casa. Eligieron Mallorca. Compraron el actual terreno de Marivent, de algo más de tres hectáreas, y en 1925 inauguraron el palacio, obra del arquitecto Guillem Forteza».
Sisco Farràs tiene muy claro que «siempre se ha dicho que Juan de Saridakis era rico, pero la fortuna real le venía de Laura Mounier. Vivieron en Marivent hasta que, durante la Guerra Civil, en 1937, Mounier marcha a Francia y muere en 1941. Juan de Saridakis se casó con Asunción Marconi, que había cuidado de Mounier, y allí vivieron hasta la muerte de él, en 1963».
Como ya es sabido, Saridakis fijó en su testamento que Marivent y todo su contenido artístico pasarían a la Diputación Provincial con la condición de que en el palacio se crease un museo y una escuela de arte. Diez años después, en una decisión que siempre ha sido muy cuestionada desde el punto de vista legal, la Diputación Provincial decidió entregar Marivent a la Familia Real para sus vacaciones veraniegas. Los herederos de Saridakis pudieron recuperar los bienes muebles, pero no el palacio.