«Somos padres de once hijos: tres biológicos y ocho de acogida», exclama orgullosa Margarita Reynés, que forma parte del programa de acogimiento familiar del Institut Mallorquí d'Afers Socialis (IMAS). Esta experiencia ha llenado sus vidas, que quedaron algo vacías cuando sus hijos biológicos se fueron de casa y ambos se jubilaron por discapacidad.
La aventura de este matrimonio, que les ha llevado a poder decir expresiones como la que encabeza esta noticia o «he sido madre de trillizos a los 59 años», comenzó en el año 2019. «Yo era profesora y cuando me tuve que jubilar echaba mucho de menos a los niños, sentía un gran vacío; al igual que mi marido. En esos momentos coincidió que una amiga había realizado una adopción y nos animamos». La primera acogida que realizaron fue a una niña de tres años; la tuvieron desde el 4 de junio hasta el 27 de octubre de 2019; cuando su familia biológica logró cumplir los requisitos necesarios para hacerse cargo de ella se la llevaron. «Al principio fue duro porque la niña tenía tres años y vino con sus costumbres: quería ver mucho la tele, comía demasiadas chucherías..., pero en unas semanas se acomodó», señala.
Cuando tuvo que marcharse con su familia biológica, Margarita y su marido Miguel Rodríguez lo pasaron muy mal, pero mantenían el contacto y la veían cada mes, aproximadamente. Sin embargo, las visitas se interrumpieron y ellos se lo comunicaron al IMAS. La madre había tenido una nueva recaída y la niña volvió al sistema y sus padres de acogida volvieron a llevarla a su hogar en noviembre de 2022, donde estuvo hasta diciembre de 2023; entonces fue adoptada.
Como sabían que su primera hija de acogida se iría y no querían quedarse solos, buscaron otros menores que necesitaban una familia: dos mellizos con los que hacían en el piel con piel en el hospital para que su primera hija de acogida no se pusiera celosa. Cuando ella se fue con su mamá biológica, vinieron los mellizos, tenían 20 días cuando los llevaron a su casa. Los pequeños estuvieron con Margarita y Miguel hasta los 11 meses; después, se los llevó su abuela y ahora ya están con sus padres.
Sin embargo, los gemelos no estuvieron solos en este hogar de acogida; ya que convivieron con otro niño de nueve meses, que venía por 15 días pero estuvo dos años y medio. «Con 59 años tuve trillizos y los disfrutaba mucho. Siempre había querido tener mellizos, por lo que fue un sueño cumplido», expresa. Poco después este matrimonio acogió a una niña de seis días, que estuvo con ellos hasta los siete meses. Este hogar de Marratxinet nunca está vacío y en febrero de 2023 llego un menor de 18 meses que actualmente aún vive con ellos. Ese mismo año, en marzo, la familia se agrandó, ya que acogieron a una niña de 18 meses.
«Lo más duro es cuando se van, se te va un trozo del corazón»
Margarita explica que esta experiencia ha cambiado sus vidas, aunque reconoce que les da mucho trabajo. «Lo más duro es cuando se van, se te va un trozo del corazón, ya que hemos pasado mucho tiempo con ellos y la relación es tan estrecha que, incluso, nos llaman mamá y papá». Cuando se van con sus familias biológica, poco a poco, dejan de hacerlo. Pese a los inconvenientes, esta mujer anima, a todas las personas que puedan permitírselo, a acoger menores del IMAS. Ellos mantienen el contacto con todos sus hijos, tanto biológicos como de acogida. Sus corazones son tan enormes que cabe un amor inmenso para todos ellos.