El antiguo Cine Iris sale a subasta sin precio de salida ni puja mínima. Un juzgado de Primera Instancia de Palma ha iniciado el trámite como parte de la ejecución de la hipoteca que pesa sobre la finca, que estaba en manos de una promotora con sede en Palma. Esa mercantil tiene una deuda de 1,8 millones de euros con la Sareb que es la entidad que ha instado la subasta para recuperar esos fondos. Junto al antiguo cine se incluyen en la subasta cuatro viviendas y varias edificaciones anexas con una superficie total que supera los 700 metros cuadrados.
El edificio lleva varias décadas cerrado a cal y canto, desde que abandonó la actividad como cine. Se encuentra tapiado y muy deteriorado. Hace cinco años sufrió un incendio, un fuego que fue provocado después de que alguien accediera a través de un butrón al interior del edificio y prendiera fuego a muebles y desperdicios que había en el interior.
El cine abrió en 1944 y permaneció cinco décadas abierto hasta que los multicines terminaron con cines de barrio con una sola sala de gran capacidad. Llegó a tener 800 butacas disponibles bajos los nombres Cine Iris y Cine Hispania. Tras su cierre, a principios de este siglo, el Ajuntament de Palma valoró una opción para adquirirlo por menos de ochenta millones de pesetas para convertirlo en un centro cultural para El Vivero y destinar una parte al centro de salud. Sin embargo, esta opción se descartó finalmente por los entonces responsables del consistorio. El siguiente proyecto fue la demolición del cine para la construcción de una promoción de viviendas. Con el estallido de la crisis del ladrillo, la promotora tuvo problemas económicos y dejó de pagar una hipoteca, entonces con el Banco Gallego.
Parte de los activos de esa entidad terminaron en el ‘banco malo' y de ahí es de donde viene la subasta que este lunes se publicó en el Boletín Oficial del Estado. El inmueble ha sido tasado por el juzgado que ejecuta la subasta en un valor de 1,1 millones de euros.
Por su parte, los vecinos de la zona insisten en que les gustaría que el espacio se utilice con un fin social, como se valoró hace dos décadas. En este sentido, el presidente la asociación vecinal de Es Molí des Rafal-Vivero, Rafael García, explica que en su momento se pidió que el local fuera para el Colegio Público Es Vivero, el cual «no tiene salón de actos», subraya. «Todas las propuestas vecinales que se han hecho se han ido parando siempre por si un edificio de propiedad privada», añade.