El fin del mundo ocurre a diario para millones de personas, a las que se les acaba el tiempo para siempre, de modo que no es raro que inventemos tantos apocalipsis, literarios, cinematográficos, recreativos, mediáticos o científicos, muchos más de los que podemos consumir, puesto que todos estamos predestinados al menos a uno, el personal y fatalmente intransferible. El último siglo sobre todo, desde el descubrimiento de la física nuclear y el éxito editorial de la ciencia ficción, nos lo hemos pasado urdiendo apocalipsis a diario, y como todos se demoran de forma indefinida, se van acumulando en el horizonte de sucesos, donde ya hay docenas esperándonos. Desde el bíblico, ya tenemos ahora el apocalipsis nuclear, el climático, el medioambiental, el energético, el cósmico con o sin extraterrestres, el robótico, el inteligente (la IA), el demográfico, el alimentario… Menudo Armagedón psíquico. No sólo nos sabemos de memoria todos los apocalipsis posibles, empezando por el bíblico, sino también sus respectivos posapocalípsis distópicos, mucho peores que el desastre final en sí. Hasta un apocalipsis informático tuvimos en el año 2000. El futuro es ahora un amasijo de apocalipsis cruzados, antiguos y modernos, por lo que ponerse muy apocalípticos, y de paso posapocalípticos, es la opción prioritaria de la especie. No sólo de escritores y guionistas duchos en distopías y ucronías, sino también de expertos sobre la humanidad en peligro, de científicos y hasta políticos, que amenazan con nuevos micro apocalipsis de bolsillo, sectoriales, locales, regionales o nacionales, y que además de grandes tormentas en vasos de agua, nos dejan luego con el alma en vilo. ¡Apocalipsis en diferido! ¡Nueva demora del fin del mundo! Toda demora es cosa del diablo, decía el chiflado de Kierkegaard. En serio, empieza a ser hora de que, puestos a urdir apocalipsis, lo hagamos bien. Distinguir si se trata de eventos globales o sólo para pobres, como el climático, ya que un apocalipsis con aire acondicionado no asusta a la clase dirigente. Y luego precisar un poco las cronologías, porque ya estoy viendo que a este paso se me acabará el mundo y el tiempo antes de que el mundo se acabe.
Grandes demoras en el Apocalipsis
Enrique Lázaro | Palma |