La organización conservacionista Oceana ha pedido al Govern balear más protección para la biodiversidad marina del Parque Nacional de Cabrera, porque la ampliación aprobada en 2019 no ha ido acompañada de medidas de protección y gestión apropiadas que blinden la zona a la pesca industrial, según ha alertado. Oceana considera que el Govern, como responsable del parque, tiene que apostar «por una protección real y ambiciosa, después de años de retraso», ha informado la entidad en un comunicado.
La petición de Oceana se produce días después de que el Govern anunciara que la Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal ha empezado la tramitación para modificar el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y redactar el nuevo Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera. El Parque Nacional Marítimo-terrestre del Archipiélago de Cabrera es el mayor parque nacional marino del Mediterráneo occidental después de multiplicar por nueve su superficie en 2019 y alcanzar 900 kilómetros cuadrados, ha recordado Oceana.
Estas nuevas áreas añadidas, que representan su mayor parte con 800 km², carecen de medidas de protección y gestión que las blinden a la pesca industrial. Dado que el Govern, después de años de retrasos, ha abierto el proceso para actualizar la gestión del parque tras su ampliación, que debería entrar en vigor en un plazo máximo de dos años, Oceana reclama que tenga en cuenta esa situación. La científica marina de Oceana en Europa, Silvia García, explica que el parque nacional de Cabrera «lleva años sin la protección adecuada y es urgente implementar medidas de gestión que beneficien a sus hábitats sensibles y únicos».
«De poco sirve designar espacios marinos por su gran valor si después no se gestionan como es debido y se ven afectados por la pesca industrial, como el palangre», ha advertido. García reclama al Govern «que priorice este asunto y vele por los ecosistemas marinos cuya conservación es imprescindible para asegurar la sostenibilidad económica de la pesca en Baleares». A pesar de que la pesca de arrastre está prohibida en el parque, otras modalidades potencialmente dañinas como el palangre se encuentran en un limbo y siguen teniendo lugar en la zona ampliada hasta que exista un plan de gestión actualizado.
Sin embargo, la ley original de designación del parque (anterior a la ampliación) excluye explícitamente esta actividad, recalca Oceana. El palangre es un método de pesca que, con largas líneas llenas de anzuelos en la columna de agua, puede causar capturas accidentales de especies clave en el parque, como aves, tortugas marinas o mantas diablo. Oceana apoya la eliminación de las modalidades de pesca industrial en el área marina protegida, favoreciendo la pesca artesanal, que es más respetuosa con los ecosistemas marinos.
La organización, en un informe de 2021, ya propuso directrices de gestión basadas en la zonificación del espacio, con medidas como la designación de una zona de reserva con protección estricta en el Este del archipiélago, «que actuaría como núcleo de biodiversidad del parque y que cubriría el arrecife coralígeno Fort d'en Moreu y parte del escarpe de Émile Baudot».
Este enclave contribuiría al objetivo que tiene España de proteger de forma estricta el 10 % de sus aguas para 2030, permitiría que el arrecife se recuperara y siguiera creciendo, y que los fondos de rodolitos se regeneraran para convertirse en zonas más productivas. La organización de conservación marina propone además zonas de uso restringido, para otorgar una mejor protección a las zonas más sensibles, amortiguando los impactos de las actividades circundantes. Además, Oceana considera clave el despliegue de nuevas tecnologías para el seguimiento de capturas y poblaciones de especies comerciales como medio para verificar el grado de protección.