«Tendríamos que vivir nuestras vidas con tecnología; no llenarlas de tecnología». Marc Revert, estudiante y fundador de la empresa de inteligencia artificial Orga AI a sus quince años, invita a un uso consciente y creativo de los dispositivos. El próximo martes 7 de mayo será uno de los expertos que participen en la última jornada del Ciclo Jóvenes - Los desafíos de la transformación social, organizado por Ultima Hora con la colaboración de la Fundació La Caixa. El acto, bajo el título ‘El efecto de las pantallas en la infancia y la adolescencia', se celebrará a las siete de la tarde. Si quieres asistir, puedes inscribirte aquí.
Revert intervendrá en la mesa redonda que seguirá a la conferencia de Francisco Villar, psicólogo clínico infantil y juvenil, coordinador del programa de prevención del suicidio del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y autor de Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos. Conversarán con él el criminólogo José Díez, experto en redes sociales y Victoria Planas, responsable del departamento de educación de la Fundación ANAR - Illes Balears.
El joven empresario explica que las tecnologías «pueden ser usadas para el bien o para el mal» y considera que ciertos planteamientos «están dejando de lado las cosas buenas». «El móvil es una invención que junta otras, desde una agenda a una cámara de fotos. Es una extensión de nuestros cuerpos. Hay aplicaciones basadas en captar la atención y nuestro tiempo y son las que constituyen un problema pero hay otras con un fin bastante ético». Pone como ejemplo Duolingo, que sirve para aprender idiomas y que tiene un uso muy extendido.
Revert creó con 13 años la aplicación Organizoo. «Empezó siendo una agenda para ayudar a mis compañeros». A partir de ahí ha comenzado a integrar la inteligencia artificial en Orga AI, capaz de escuchar y ver a través de vídeo. «No nos hacemos una idea de cómo van a cambiar las cosas», explica sobre esa tecnología. Plantea como un problema que los usuarios de las nuevas tecnologías están mucho más preocupados en consumir que en crear. «Veremos que las inteligencias artificiales van a crear cada vez más y limitarse a consumir será entonces un problema».
Victoria Planas coincide con Revert en un planteamiento: «No se trata de prohibir sino de proteger y preparar para que haya un buen uso de los dispositivos». La fundación ANAR lleva cincuenta años trabajando en la protección de menores, primero a través de pisos tutelados y luego con líneas telefónicas de ayuda. Planas explica que, en los últimos años se ha vivido un cambio en el perfil de adolescentes y jóvenes que recurren a este auxilio. «Un poco antes de la pandemia eran más casos de acoso y ahora han crecido las ideas de suicidio».
Plantea que entre docentes y personal dedicado a la salud mental cunde una «sensación de apagafuegos». «No da tiempo a actuar en prevención porque hay que abordar conflictos que ya se han desencadenado». Así, recuerda que ANAR junto a otras organizaciones no gubernamentales como Unicef o Save de Children plantean un pacto de estado para regular las nuevas tecnologías. «No para prohibir sino para educar y luchar para que ciertos contenidos no lleguen a los menores. Tenemos que darnos prisa para actuar», reclama.
Díez abordará la cara más dura de la relación entre adolescentes y nuevas tecnologías: cuando dan paso a delitos. Tras más de doce años investigando delitos tecnológicos en la Policía Nacional avisa de una doble condición: «Los menores como víctimas pero también como autores de delitos».
Explica que, por un lado, están expuestos al uso por parte de delincuentes de las redes para tener contacto con ellos. Pero también destaca lo que pueden llegar a hacer en redes o sitios de juegos de pago. «Son víctimas», pero también plantea situaciones de robo o usos de tarjetas de familiares para financiar esos gastos. «Cuando sucede el hecho y se investiga, tiene consecuencias muchos años».
El apunte
«Cada vez están más formados y saben saltarse las medidas de control»
José Díez pone de manifiesto lo complicado que es el control a través de programas y aplicaciones de control parental. «Cada vez están más formados y saben saltarse las medidas». Aún así plantea algunas cuestiones básicas: «No dejar que estén en una habitación solos con acceso a internet, limitar el tiempo; si les damos acceso a una tarjeta, que sea de tipo monedero, con un límite a gastar, no de crédito porque si no, vienen los sustos». Apunta a la dificultad de limitar el acceso por edad a ciertas páginas con el uso de identificación de adultos.