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Manel, de 66 años y en una casa de acogida a la espera de trabajar y conseguir un piso

Hace seis años se quedó sin dinero para el alquiler y tuvo que buscar ayuda: «No me quiero jubilar»

Palma primera persona es refugi angie local foto Miquel A Cañellas Canellas | miquel angel canellas

| Palma de Mallorca |

Lo ha tenido todo y ahora no tiene nada. Por desgracia, esta situación afecta a miles de personas pero Manel, de 66 años, tiene la desventaja de la edad. Ha trabajado prácticamente toda su vida en una gestoría. Estuvo casado, es padre y los coches, incluso «una moto», como él mismo señala, tampoco han faltado en su vida. La historia de Manel, por lo que aparenta en su relato, era buena y todo estaba resuelto.

A sus cincuenta y poco, porque tampoco se acuerda muy bien de la fecha, una separación y la pérdida de empleo en plena crisis económica que azotó el país entre 2008 y 2014, le dejó vacío. Pero Manel nunca perdió ni un minuto en buscar trabajo. «Me fui a vivir a un piso de Palma. En ese entonces, me costaba 550 euros. Hoy es imposible encontrar esos alquileres», lamenta.

Cuando se quedó sin dinero, no dudó en dejar de inmediato el piso –«yo no soy de ocupar nada ilegalmente», asegura–. Pasó un mes en un bar de un amigo. Pero la situación era insostenible, y como tampoco quería vivir en la calle, pidió ayuda social. Estuvo en Ca l'Ardiaca unos meses y luego pasó a la Casa de Acogida Es Refugi, donde vive actualmente.

En todo ese tiempo, Manel nunca ha tirado la toalla a la hora de buscar empleo. Y a pesar de los cursos en orientación laboral, los currículums echados y la insistencia, parece que la edad ha sido un impedimento para que las empresas le contrataran. «Ya me advirtieron en el SOIB que lo tenía difícil. Nunca me han llamado de ninguna oferta de trabajo, pero tampoco me voy a poner a llorar. Aguanto los temporales que vengan», dice Manel, que a pesar de todo saca una sonrisa.

Él podría jubilarse, pero al no llegar a unos mínimos de contribución le quedaría una pensión no contributiva que no llegaría a los 500 euros. Para ganar algo digno, tiene que cotizar un año y medio más, pero Manel lo tiene claro: «Mientras pueda, no me quiero jubilar, yo lo que quiero es trabajar porque me siento fuerte todavía y prefiero ganar algo de dinero», destaca en esta entrevista que se realiza Es Refugi. Lamenta que los alquileres estén tan altos y no haya suficiente vivienda social para casos como él.

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