Invitada por el Cercle d'Economia de Mallorca, la socióloga y politóloga Cristina Monge ha pronunciado este martes en el Hotel Valparaíso la conferencia No te sacrifiques por el futuro del planeta. Monge es especialista en movimientos sociales, emergencia climática y transición ecológica, y colabora como analista en diversos medios de comunicación.
En conversación previa con este periódico, Monge ha explicado que «en la reflexión sobre el estado de la cuestión climática, hay que desmontar tres mitos. El primero es que el cambio climático va a acabar con el planeta. No es así. El cambio climático va a acabar con los seres vivos que habitan en el planeta. El segundo es que el cambio climático lo van a sufrir nuestros hijos y las siguientes generaciones. Tampoco es así. El cambio climático ya está aquí y hay evidencias de sus efectos como problema de presente. Y el tercer mito a desmontar es que la transición ecológica exige sacrificios. Los retos del cambio climático son una oportunidad para llegar a un buen futuro, dependiendo menos del coche privado, quemando menos carbono para producir energía o comiendo menos proteína animal».
Así, la socióloga señala que «los cambios que tenemos que asumir para luchar contra el cambio climático nos dan la oportunidad de vivir mejor y con más salud, tanto individual como colectivamente. Es incluso un pacto generacional entre nosotros y los que vendrán».
Cristina Monge indica que «nadie ha dicho que la transición ecológica sea fácil. El coche eléctrico sigue costando bastante más que el de combustión o todavía hay lugares en los que llegar a contenedores de reciclaje de residuos obliga a recorrer largas distancias. Se trata de que los poderes públicos establezcan alianzas con los sectores privados y sociales. Si las cosas son más fáciles, los cambios son más rápidos. Por ejemplo, cuando se inició la eliminación de las bolsas de plástico, parecía una tarea poco menos que imposible o incluso se auguraban pérdidas en el comercio. La verdad es que la medida ha sido efectiva y ahora nos sobran bolsas de tela».
Monge considera que «el consenso científico respecto al cambio climático es incontestable y el negacionismo, como los antivacunas o los terraplanistas, se está quedando en un porcentaje muy pequeño. Más que negacionismo, lo que se está dando es el retardismo, en el sentido de que para esta opción las medidas contra el cambio climático deberían retrasarse, por una crisis económica o por un conflicto armado. Cuanto más tarde apliquemos las medidas, más caras van a ser, más difícil va a ser su aplicación y, lo que es más importante, más vidas va a costar. Y ya hay en trasposición una directiva europea contra el greenwashing».
La socióloga apela también a «la satisfacción personal cuando consumimos menos energía o reducimos y seleccionamos residuos. Queda la sensación de contribuir a una causa mayor que trasciende la situación personal y nos beneficia a todos como especie. Y no podemos olvidar la transición ecológica como negocio, con nuevas actividades económicas y más oportunidades de empleo».