La caída del número de nacimientos en las Islas es imparable y ni siquiera el aumento de la población inmigrante hace que crezca el número de recién nacidos. El año pasado nacieron 8.839 niños, pero murieron 8.772 residentes en las Islas. El resultado es que el crecimiento vegetativo fue de tan solo 67 personas. Es decir, si no hubiera llegado nadie procedente de otras comunidades o del extranjero, la población habría quedado estancada.
No fue así. La población de Baleares aumentó el año pasado en 21.581 personas y ayer se supo que solo 67 de ellos son autóctonos de Baleares porque nacieron en las Islas. Otros 3.272 nuevos residentes procedían de diversas comunidades y el resto, 18.242, llegaron del extranjero. La conclusión es clara: sin nuevos nacimientos, la población de Baleares crece gracias a que llegan inmigrantes de otros países.
El descenso en el número de nacimientos es progresivo y prácticamente imparable desde hace años. En la última década se ha reducido un 16 % y, a pesar de que la cifra es elevada, la situación en la Comunitat es mucho mejor que en otros territorios. El descenso medio en España fue de un 25 %, pero hay varias comunidades que llevan al menos un año perdiendo población, algo que no pasa en Baleares.
En la Comunitat se repite además un fenómeno que se da en otros territorios: un aumento constante en la edad media de la madre. El bloque de nacimientos más numerosos se da entre las madres que tienen entre 30 y 34, pero a continuación se sitúa la franja entre 35 y 39 años.
En este rango de edad, hay dos cifras que llaman a la reflexión: hubo un nacimiento de un bebé cuya madre fue una niña que tenía menos de 15 años y nacieron otros diez bebés de madres que tenían más de 50 años. El descenso en la natalidad es un grave problema en todas las comunidades porque provoca que las clases pasivas, las que no trabajan y cobran una pensión, no tengan relevo de las que sí trabajan.