El psiquiatra José Carbonell (Palma, 1967) cuenta en esta entrevista los cambios que ha impulsado en los cuatro años que ha presidido la Sociedad Española de Psiquiatría Legal (SEPL) y reflexiona sobre varios temas de actualidad como las redes sociales o el estigma de las enfermedades mentales. Formado en prestigiosas instituciones como Harvard o la University College de Londres, dirige desde el año 1999 el Instituto Carbonell. Además, lleva a cabo una gran actividad divulgativa en redes sociales, sobre todo en TikTok, donde sus clips tienen más de dos millones de visitas.
¿Qué balance hace de los cuatro años al frente de la SEPL?
—Ha sido una experiencia muy intensa ya que una parte importante de mi mandato coincidió con la pandemia. En estos cuatro años hemos digitalizado la Sociedad e iniciamos una Newsletter que llega a prácticamente uno de cada cuatro psiquiatras de España, es decir, unos 1.300 de los 4.500 que trabajan hoy en día en nuestro país. También hemos impulsado como la creación de un gabinete de prensa y un comité científico. En junio de 2022 organizamos nuestro 30 Congreso en el Meliá Palma Marina al que asistieron 350 personas.
La divulgación de esta disciplina era una de sus prioridades.
—Así es, buscábamos llegar a la gente. Digitalizamos la Sociedad para que una persona normal pueda saber qué repercusiones legales puede tener una enfermedad mental. Pongamos que en un caso judicial usted tiene una depresión, el juez dirá al profesional: muy bien, pero, a nivel funcional ¿cómo le afecta? En ese momento entra en juego la figura del perito judicial.
¿Qué es la psiquiatría legal?
—La psiquiatría legal es el engranaje que une el mundo judicial con la psiquiatría. Es decir, traducimos y asesoramos a los jueces sobre cómo afectan las enfermedades mentales al comportamiento de las personas cuando las instituciones tienen que valorar la capacidad funcional de los afectados en un crimen u otras situaciones. Es un campo un poco desconocido para la gente pero es muy importante por ejemplo a la hora de hacer un testamento para saber si se tiene la capacidad para poder testar u otros procedimientos legales. En definitiva, la psiquiatría legal consiste en traducir las enfermedades mentales a los jueces.
¿Cómo está posicionada España a nivel internacional?
—Tiene buena reputación. Los profesionales de este sector están bien formados y entregados. Se trata de un tema delicado ya que nuestras acciones pueden tener unas repercusiones importantes. Los casos con los que trabajamos en psiquiatría legal suelen ser temas en los que es fácil opinar, como el caso de Dani Alves, por ejemplo. Una de las cosas que teníamos clara en la Sociedad era que nosotros no opinamos.
¿Cuál es la mayor asignatura pendiente que tiene la sociedad en materia de salud mental?—Normalizar la psiquiatría, normalizar la salud mental. Todavía hay un estigma a la hora de decir que se va al psicólogo o al psiquiatra. Esta es una de las luchas que llevamos a cabo en las redes sociales. La gente está necesitada de escuchar.
¿Tienen las redes sociales más cosas buenas que malas?
—Estadísticamente, no. Hemos visto que las redes han causado en las adolescentes, sobre todo, un incremento brutal de enfermedades mentales. Es un tema muy delicado. Han aumentado las patologías psíquicas en chicos y chicas pero en ellas encontramos más casos de autolesiones y muchos más de ideación suicida. Aún estamos aprendiendo a valorar el riesgo que tienen sobre la gente.
¿Qué define a nuestra sociedad?
—La incertidumbre. Por las nuevas tecnologías, las guerras, la incertidumbre política... además de crisis económica y pandemia. Todos tenemos miedo. Creo que la incertidumbre en el mundo da una sensación de indefensión. Saber gestionar la desesperanza es clave. Muchas veces vivimos mal y no podemos acceder a los sistemas de salud mental porque se encuentran desbordados.
¿Hay falta de psiquiatras?
—Hace unos años el presidente del Colegio de Psiquiatras de Inglaterra dijo: ‘no vamos a hacer campañas de concienciación de salud mental porque no damos abasto'. Es un problema de medios, no hay psiquiatras. Es complicado acceder a un profesional y eso que están bien formados.