Un juzgado de lo Contencioso de Palma ha confirmado la sanción impuesta a una gran superficie de la Isla por las deficiencias en su servicio técnico que obligaron a un cliente a tener que arreglar un móvil de última generación en otro sitio. El consumidor insatisfecho presentó tres denuncias por el trato recibido ante la Conselleria de Salut y estas se saldaron con un expediente disciplinario y una sanción de 4.000 euros.
En el año 2017 el cliente compró un móvil en el establecimiento y el terminal tenía un problema en la pantalla. Lo llevó al establecimiento y le cambiaron hasta en dos ocasiones el vidrio del terminal sin conseguir solucionar el problema. El cliente acudió a entonces a otro servicio técnico, donde dieron con la tecla del arreglo: el móvil tenía un tornillo de más en el altavoz, pegado al imán, lo que provocaba los problemas. El teléfono fue reparado y el cliente tuvo que pagar él el arreglo.
También presentó otra reclamación contra el mismo establecimiento por incidencias similares con otro terminal que adquirió allí y que tuvo que llevar varias veces sin que llegara a funcionar de manera correcta.
La administración sancionó por su negligencia al servicio técnico y la empresa recurrió la multa: argumentaba que no existió culpa alguna porque había informado al cliente de las posibles incidencias y planteaba que el problema era, en realidad de una serie de golpes que tenía el terminal.
Sin embargo, tanto el expediente sancionador como ahora el juzgado concluyen que no había tales daños previos en el teléfono, dado que en ningún momento fueron detectados por el otro servicio técnico. «Este juzgado coincide con lo razonado por la administración. Concurre una negligencia o falta de diligencia profesional al no coincidir el diagnóstico del servicio técnico con lo diagnosticado con los otros que además arreglaron el teléfono. La existencia de un tornillo de más en el interior del terminar pone de manifiesto la negligencia del servicio técnico».