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Los descendientes de exiliados bucean en los archivos de Baleares para obtener la nacionalidad

Más de 100.000 personas ya la han conseguido en España por la Ley de Memoria Democrática

Carolina Godoy, en su despacho en Inca, donde gestiona la búsqueda de documentación de los exiliados de Baleares..

| Palma |

Más de 100.000 personas han obtenido la nacionalidad española en aplicación de la Ley de Memoria Democrática desde su entrada en vigor el 27 de octubre de 2022. Así lo confirman fuentes del Ministerio del Interior que apelan a la protección de datos para no revelar cuántas de ellas son residentes en Baleares.

Especialistas en la materia bucean en los archivos civiles y eclesiásticos de las Islas para ayudar a los descendientes de exiliados y lo hacen contrarreloj porque la posibilidad de obtener la nacionalidad española por esta vía tiene fecha de caducidad. Expirará el 27 de octubre de 2024.

La normativa estatal aprobada la legislatura pasada amplía por primera vez a los nietos de las personas que emigraron durante la Guerra Civil y la represión franquista la posibilidad de obtener la nacionalidad en nuestro país, aun cuando sus antepasados hubieran renunciado a la misma durante su proceso de exilio.

Hasta entonces solo los hijos de españoles que emigraron en esos años podían obtener la nacionalidad española. Lo hacían amparándose en una normativa anterior, aprobada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que abría además de facto una brecha histórica de género. Las mujeres españolas que salieron del país y se casaron con extranjeros perdieron su nacionalidad. Por eso, los hijos de madres emigrantes tenían más dificultades que los hijos de padres emigrantes para ser reconocidos como españoles.

En contra de lo que muchos puedan pensar, los expertos explican que «la mayoría» de los solicitantes de nacionalidad española que se acogen a la Ley de Memoria Histórica realizan el trámite por una «cuestión identitaria» y una vez disfrutan de la misma, mantienen la residencia en los países en los que nacieron. Esa es quizá una de las razones por las que ya hay gente que se dedica profesionalmente a bucear en los archivos municipales y eclesiásticos para facilitar un proceso burocrático que no siempre es un éxito, especialmente si se realiza a kilómetros de distancia.

«Hasta el momento calculo que he conseguido unas 200 actas. En todos los casos se han aceptado las solicitudes de nacionalidad, pero aún no sabemos si la resolución es positiva porque por ejemplo en Argentina el procedimiento va muy lento. Hace dos semanas estaban resolviendo carpetas de marzo en Buenos Aires. En Uruguay el consulado va más rápido y ya tenemos algunas resoluciones favorables», explica Carolina Godoy, una argentina residente en Inca que ha hecho de la búsqueda documental su trabajo después de tramitar, no sin dificultades, la nacionalidad española para su propia familia.

En su opinión «El alud de solicitudes ha desbordado al personal. Muchísimos españoles, también mallorquines, se exiliaron a Argentina antes y después de la Guerra y hasta ahora solo sus hijos podían obtener la nacionalidad. Es seguramente lo que seguramente volverá a pasar cuando esta norma pierda vigencia. Por eso muchos nietos lo están moviendo».

Gabriela Garbo, es abogada especialista en la materia. Uruguaya de nacimiento, trabaja desde su despacho en Argentina: «En estos momentos tengo clientes por todo el mundo que están tramitando la nacionalidad española por la Ley de Memoria Democrática que se aprobó con el presidente Pedro Sánchez, primero en el Congreso y luego en el Senado», dice.

La letrada opina que «esta es sin duda la mejor ley, no existe otra ley igual porque los solicitantes pueden ser hijos de españoles, nietos y bisnietos (antes solo los hijos desde fuera de España) por la Ley de Sangre. Para ser español no necesitas nacer en España. Eres español porque tu familia es española. Si naciste en España, pero tus padres son argentinos no eres español. En otros países como Estados Unidos la nacionalidad se consigue por nacimiento», reflexiona.

Garbo explica que con la Ley de Memoria Democrática «hay que demostrar que tus antepasados se exiliaron ya fuera por el franquismo o por la Guerra Civil. También por problemas de raza, condición sexual…». «Es evidente que ha aumentado el número de solicitudes de nacionalidad española y mis clientes la piden por diferentes razones, no necesariamente para ir a vivir a España. Es algo que tienen muy arraigado porque sus padres y abuelos les han contado cómo vivían, lo difícil que fue salir del país, cómo tuvieron que venir en esos barcos sin documentación… La mayoría se quedaron en el paísal que llegaron y tuvieron sus hijos y nietos, pero todos tienen una gran emoción cuando logran la nacionalidad», relata desde Argentina.

Asegura que entre sus clientes hay «mucha gente que tiene muchísimo dinero y vive muy bien, pero que siente ese arraigo, les falta algo. Hablamos de un arraigo no solo con España sino con la zona concreta de la que vinieron sus antepasados. Galicia, Cataluña, Andalucía… también Baleares».

Paso a paso

Para poder demostrar que tu padre o tu abuelo es hijo de un español lo primero que hay que hacer es mostrar su partida de nacimiento y el linaje que demuestra el grado de parentesco. A partir de comienza la parte más complicada: demostrar que se marcharon de España como exiliados.

«No es tan fácil demostrar que fueron exiliados. Lo que se demuestra más fácilmente son los casos de matrimonios con muchos hijos y mujeres embarazadas que se marcharon a países como argentina, personas que eran gente trabajadora y profesionales que venían en ese momento, en la Guerra Civil o el franquismo, incluso en la Guerra Mundial. Eran muchas las familias numerosas que no podían vivir ni comer, ni mantener a sus hijos», dice la letrada. En el caso de que se hayan conservado sus pasaportes (si emigraron por cauces oficiales) el trámite es sencillo, pero no es lo habitual.

«Hay herramientas como Family search que tienen muchas descendencias y fechas y son de gran ayuda. Necesitas información histórica para saber el lugar exacto de nacimiento y a partir de ahí poder pedir la partida de nacimiento», relata Gabriela Garbo. La abogada de origen uruguayo, que trabaja desde su despacho en Argentina, explica que en este momento está tramitando unos 20 expedientes por la Ley de Memoria Democrática, pero que ha tramitado más de 200 desde que se aprobó la norma. «En cambio con la Ley de Memoria Histórica anterior no he tramitado ninguno», concluye.

Entre los casos que le han dejado una mayor huella está el de una persona que se había exiliado durante el franquismo a Uruguay y volvió a España en 2002 como turista. Murió como quería en territorio español, pero no sabe si le llegaron a dar la ciudadanía. «Me despertó un sentimiento especial. Uno piensa: era su patria.... Sus descendientes viven en Uruguay y ahora todos se han hecho españoles. Cuando consiguen la nacionalidad española normalmente mantienen las dos, en este caso también la uruguaya», relata la abogada.

Gabriela Garbo también tiene doble nacionalidad, uruguaya y española. «Mi abuelo era español y mi papá también. Yo lo tramité con la Ley de Pedro Sánchez, aunque podría haberlo hecho con la de Zapatero. En mi caso no tengo vínculo con Baleares, mi abuelo era de la Línea de la Concepción en Cádiz», explica. Viaja habitualmente a España «por una cuestión de arraigo, porque me siento española. Soy uruguaya por nacimiento y española por sangre. Actualmente vivo en Uruguay y tengo clientes de todas partes», sentencia.

La asociación Memòria de Mallorca aplaude la posibilidad legal de que los exiliados de la Guerra Civil y el franquismo puedan obtener la nacionalidad española, aunque su presidenta, Maria Antónia Oliver, explica que no suelen recibir consultas acerca de este trámite.

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