El culebrón que han armado los cinco rebeldes de Vox es digno de Netflix. Se han cargado este partido en Baleares y le han ofrecido en bandeja a Marga Prohens la gobernabilidad durante todo lo que resta de legislatura. Estamos, en realidad, ante la vuelta al redil de antiguos segundones del PP que han decidido regresar a los aledaños de la casa común, que es donde más a gusto se sienten. Estos cinco levantiscos no huelen a facherío en estado puro. Son en realidad anarcoconservadores, que es algo mucho más peligroso. No soportaban la disciplina cuartelera del general Coll y, en el fondo del corazón de algunos de ellos, aún late el espíritu de Jaume Matas.
En el PP se comenta que Idoia Ribas era la telefonista-máquina del partido cuando obtuvieron la mayoría absoluta del 2003, que llevó a Matas al poder y a inaugurar la legislatura de las obras públicas: autopistas, variantes, desdoblamientos, metro… dinero a chorros. La otra telefonista era Ester, hermana de Idoia, y en la actualidad jefa de la Policía de Calvià. La mamá de ambas, Maica, era una militante popular activísima, siempre fiel a su mentor político, el histórico Jaen Palacios, y bendecida por José María Rodríguez.
¿Y qué decir del bueno de Agustín Buades?, singular correveidile del entorno de poder de Matas, veterano funcionario interino, y siempre útil para intentar arreglar un roto o un descosido en la periferia del partido, dada su catalogación como personaje de segundo nivel.
Mirándolo bien, los que capitanean a los cinco rebeldes, lo único que protagonizan es un regreso a casa. ¿Quién mueve estos hilos? Es fácil intuirlo. Se verá cuando llegue la hora del nuevo reparto de los Donuts, al final de la presente legislatura. De momento, estos cinco son Bálsamo Bebé para Marga. La han salvado. Ella ya no depende de fachas. Ahora le basta con manejar a anarcoderechistas de medio pelo.