Hace 30 años nació Sonrisa Médica, la primera organización de payasos de hospital en España. Laura, la hija del fundador, Miguel Borrás había estado ingresada en París. Al volver a Palma, la niña se encontró con la sorpresa de que en Son Dureta no había payasos y sí carteles de silencio. Ante ese choque surgió en 1994 la organización. Su actual presidente, Guillermo García Moliz, celebra el aniversario y el enorme cambio en los hospitales. «Es un ciclo. Hubo niños que ahora son padres y se benefician de los payasos en el hospital. Pasa de generación en generación».
¿Treinta años dan una buena perspectiva?
Somos la primera ONG de payasos en España y la primera en entrar en los quirófanos, en Son Dureta. Hemos ido construyendo y a día de hoy estamos en todas las Islas. Cada vez nos damos más cuenta que el payaso avanza en su interrelación con el hospital y se pone en valor su figura y ahora sí es uno más.
¿Quién agradece más vuestra presencia?
Todos tenemos experiencias de cuando hemos llevado a nuestros hijos y nos han ayudado. ¿Mi hija estaba contenta por ver al payaso? Sin duda ¿Fue consciente de lo positivo? Seguro . Los padres estamos encantados de que este servicio esté y que nos ayuden en situaciones que son para todo el mundo adversas y sean más llevaderas y consigamos cambiar el tono de color de un gris a uno mucho más luminoso con los payasos y que ayude a que los padres estén más tranquilos. De todas formas, el payaso no discrimina entre pacientes. Va a un hospital de Manacor con personas más mayores y trabaja y lo hace bien.
¿Han ampliado el trabajo a personas mayores?
Siempre hemos trabajado con todo tipo de pacientes en los hospitales. Acompañamos a todos. Hace unos años modificamos nuestro objeto social para dar cabida también a residencias y geriátricos. Nos dábamos cuenta, mucho más después del COVID, que se podía ayudar a paliar la soledad y al acompañamiento. Se han diseñado programas específicos para residencias, distintos a los de los hospitales, que ayudan a acompañar y a fomentar otro ambiente y hacerlo más cálido. Este cariño lo notan y es un público que reacciona muy bien y favorece mucho.
¿Cuántos payasos trabajan ahora para Sonrisa Médica?
Tenemos un equipo de más de 25 payasos en las tres Islas. A medida que hemos ido avanzando y esperamos ir a más hospitales en los que no estamos: Joan March, el Hospital General, y el de Formentera. La profesión de payaso de hospital se vertebra desde un elemento artístico importante, están formados en protocolos médicos y tienen un acompañamiento y un soporte psicológico para hacer que el profesional esté acompañado y tenga la formación que necesita.
Los únicos voluntarios son la directiva, ¿no?
Los payasos son profesionales, también el equipo de apoyo. La junta participamos para aportar y devolver a la sociedad un poco.
¿Han pasado situaciones económicas difíciles?
Ha habido varios momentos complicados y eso lo que queremos evitar con el concierto. Es verdad que las empresas, los socios y las administraciones hemos encontrado una vía para tener fondos de forma continua pero ha habido momentos en esos vaivenes en los que se pone en peligro la prestación del servicio y por eso todos hemos trabajado en esa línea, en que no se interrumpa y no se merme la actividad.
¿La solución es ese concierto con el IB-Salut?
La idea es que se concierte con el IB-Salut y que, a partir de ahora se vertebre la figura del payaso de hospital. Tenemos una serie de programas que están establecidos y consensuados con los centros. Estamos viendo la posibilidad de ampliar a algunos centro más junto a la administración y con eso darle una estabilidad al programa en la dimensión que el hospital lo necesite. Estas Islas tienen la oportunidad de ser pioneros y avanzar, conseguir que el payaso de hospital no dependa de la posibilidad de que haya una aportación o una donación sino que sea una figura reconocida.
¿Cómo han cambiado en tres décadas los hospitales?
En treinta años se ha evolucionado mucho, desde la evidencia, desde la investigación. Muchos estudios confirman que trabajar en el espacio y hacerlo más acogedor el proceso de curación es más rápido. Los payasos eso lo consiguen. El proceso de curación, por el ánimo. Se ha trabajado en cómo tenían que hacer las cosas, en interacción con el equipo. Se ha avanzado en coordinación y en que la figura se integre mucho mejor. Los hospitales lo tienen clarísimo. Todos los especialistas no lo transmiten y colaboran para fomentar que el paciente se ponga bien o se le acompañe y esa labor también es muy importante.